El pleito familiar de los Fujimori que altera al país.,Sigue la puja familiar por el control del patrimonio político del apellido Fujimori, pero lo más probable es que, al final, se pongan de acuerdo con la batuta del padre. Miki Torres –notorio pasajero de la mototaxi keikista– anunció ayer que Pier Figari y Ana Hertz, los asesores de Keiko cuestionados duramente por Kenji, ya no integran el CEN de Fuerza Popular (FP) desde “hace tres semanas, no ahorita como consecuencia de una demanda, un pedido”. Torres se refería al tuit de Kenji del 27 de diciembre: “Los señores Figari y Ana Hertz de Vega han conspirado por años, sistemáticamente, contra la libertad de Alberto Fujimori. Hoy, ambos en la sombra, continúan atentando contra la gobernabilidad del país. Ellos son el problema. Reconciliación = Reestructuración”. Apoyando esa posición, ayer se difundió un comunicado del CEN que saludó “la libertad del ex presidente Alberto Fujimori, a pesar de discrepar con la forma en que se logró”; “exhortó” a los miembros de FP a no aceptar invitaciones para ser ministros; y renovó la confianza en Figari y Hertz “como asesores de nuestra organización política”. En la otra esquina, Kenji y los nueve congresistas que rechazaron la vacancia de Pedro Pablo Kuczynski para conseguir el indulto de Alberto Fujimori –algo que ha promovido una exótica coincidencia entre fujimoristas-keikistas y antifujimoristas–, se reunieron anteayer para fijar las condiciones para “continuar trabajando juntos en FP”, lo cual se dio a conocer con un dibujo de los ‘Avengers’. Dicha agenda incluye: ninguna sanción por votar distinto de lo ordenado por Keiko a favor de la vacancia y la anulación de la que tiene ahora Kenji; y la reestructuración de FP. Figari y Hertz, me explica un conocedor del mundillo de FP, solo son dos empleados en los que Keiko tiene mucha confianza –lo que es importante para quien se ha movido desde pequeña en un mundo de traiciones–, sin capacidad de manejo estratégico, y que se han convertido en chivo expiatorio de los problemas de una familia con problemas pero que, como han devenido las cosas, hoy tienen en sus manos el futuro político del país, pues el papel del presidente Kuczynski se percibe cada vez más desdibujado y en manos de la familia Fujimori. Keiko paga las consecuencias de un manejo sin liderazgo tipo gamonal, especialmente frente a los congresistas de provincias, quienes fueron (mal) tratados con menosprecio. Y Kenji supo capitalizar bien, por encargo de su padre, toda esa indignación para enfrentarse a su hija, en versión local de la revancha de los nerds.