El indulto de PPK a Fujimori solo puede basarse en la ley.,Cuando el indulto del presidente Pedro Pablo Kuczynski a Alberto Fujimori ya es inevitable, es conveniente evaluar esta decisión a la luz de los principios que debieran regir en una democracia en la que esté vigente el estado de derecho, en vez de las conveniencias políticas del momento, que es la razón por la que, salvo que esa medida esté sustentada estrictamente en la ley, esta columna está en contra de su otorgamiento. La versión del indulto aparece por varios lados. Esta semana lo mencionaron el periodista Juan Carlos Tafur y el semanario Hildebrandt en sus 13. Esta modesta columna también lo anunció el 25 de junio (‘Anatomía de un indulto por chantaje’) pero equivocándose en la proyección de que ello ocurriría antes de fiestas patrias. Más allá de fechas precisas, lo cierto es que, como se indicaba en esa columna, PPK ya tomó la decisión de indultar a Alberto Fujimori y que ahora todo es cuestión de la oportunidad ‘correcta’. Esta columna estaría de acuerdo con esa gracia presidencial si se cumpliera estrictamente la ley. Y está en contra de posiciones de ‘juristas’ de ocasión que dicen que “el indulto humanitario está por encima de lo legal”. Si los exámenes médicos de los organismos pertinentes concluyen que la condición de salud de Alberto Fujimori justifica un indulto, la decisión de PPK será inobjetable. Si ello no ocurre, sería evidente que su decisión obedece a una iniciativa política. En ese caso, lo correcto sería que el presidente de la república le explique a la nación que quiebra su promesa de campaña, y la ley, por la extorsión de una amenaza política que pone en riesgo su gobierno y la estabilidad del país, un chantaje al que habría tenido que ceder por su incapacidad para enfrentarlo. Pero, en ese caso, el mensaje que se transmitiría al ciudadano sería lamentable porque, en un país con tanta corrupción, es crucial que todos tengan claro que si el presidente de la república, quien personifica a la nación, es un ladrón –además de un asesino, como se estableció en el caso de Alberto Fujimori en un juicio impecable–, no habrá ningún perdón más allá del permitido por la ley. Quizá la única razón por la que me parece ‘injusta’ la carcelería de Alberto Fujimori es por la libertad de Alan García y, ahora también, de Alejandro Toledo. Porque en el Perú se tolera que los gobernantes lleguen a Palacio de Gobierno a robar. Eso debe cambiar. Pero no va a cambiar si es que a los presidentes que la justicia encontró que eran ladrones, se les otorga un perdón por encima de la ley.