Afirma traductora estadounidense de 2666, Natasha Wimmer. Además sostiene que autor ha modificado la percepción de la novela latinoamericana en EEUU. Natasha Wimmer, traductora estadounidense del libro póstumo de Roberto Bolaño, 2666, ha afirmado, en una entrevista publicada este fin de semana en el diario La Tercera de Chile, que “en EEUU Bolaño era un autor inesperado”. Wimmer, quien además ha traducido a autores de la talla de Mario Vargas Llosa y Rodrigo Fresán, sostuvo además que en su país “a Bolaño lo ven como un vidente, que viene de un continente que conoce bien la tragedia y de cierto modo puede explicarlo al mundo norteamericano, que tiene menos experiencia con la desilusión y la tragedia”. A continuación un extracto de la entrevista publicada en la edición virtual de La Tercera. –Bolaño es un escritor que maneja mucha jerga, sobre todo en Los detectives salvajes. ¿Cómo preparó la traducción? –Mientras lo traduje, me fui a pasar dos meses a México y eso me ayudó muchísimo. Pasé muchas tardes en el Café Habana, que inspira el Café Quito. Eso me ayudó mucho con el idioma y también con la geografía de la novela, porque Bolaño describe mucho las calles y barrios del DF. –¿Le sorprendió la recepción de la crítica? –No, porque siempre pensé que era un libro importante. Además, era fácil de leer, adictivo, y me pareció que atraería a mucha gente. Me sorprendió más la recepción de 2666, porque es una novela más difícil, más larga y más oscura, pero ya la gente conocía a Bolaño. Y en ese sentido, fue más fácil. –¿Qué dificultades le planteó 2666? –Fue un poco más fácil, porque ya había traducido Los detectives y también porque es una novela más formal, con menos voces. En lugar de los coloquialismos, lo más difícil tenía que ver con los géneros, porque hay muchos registros diferentes: el género policial, el lenguaje forense, el discurso de un afroamericano. Era como un puzzle. –¿Con Bolaño cambia la percepción de la literatura latinoamericana? –Sí, Bolaño modifica el estereotipo del realismo mágico. Se pensaba que todas las novelas que vienen de Latinoamérica tenían que ser forzosamente exóticas. Pero Bolaño es influenciado también por la literatura europea y norteamericana. Tiene una gama de referencias tan amplia que parece parte de una literatura global. –¿Ayudará a abrir las puertas a la literatura latinoamericana en EEUU? –Puede ser, siempre es difícil con la literatura de traducción, pero va a ayudar.