Chaccu: la única manera de evitar matanza de vicuñas en Arequipa
La fina fibra del camélido es el botín que buscan los cazadores. Para impedirles el acceso a este recurso, se esquila al animal. El kilo de fibra asciende a 400 dólares.
En las faldas del volcán Chachani, un grupo de 130 comuneros de Tambo Cañahuas (Yanahuara, Arequipa) está por cerrar el cerco humano de más de 4 kilómetros para capturar de forma temporal a 100 vicuñas. Portando una cuerda con cintas de colores y apoyados por dos motocicletas, los comuneros desarrollan el chaccu, un acorralamiento momentáneo de los camélidos par esquilarlos y dejarlos en libertad.
Estamos en la zona núcleo de la Reserva de Salinas y Aguada Blanca, a cuatro mil metros de altura. Es martes y el sol brilla sin obstáculo. Aunque la técnica del chaccu tiene raíces de la época prehispánica, se retomó desde la década de los 90, dentro de las acciones para repoblar la especie que estaba en peligro de extinción por la caza furtiva.
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Animales frágiles y de grandes ojos negros, las vicuñas portan la fibra más fina del mundo. Pero el deseo humano por el lujo y la ostentación convirtió su pelaje en objetivo para los cazadores. Ello se vio reflejado el último fin de semana en Chumvibilcas, Cusco, donde mataron a más de 90 vicuñas para quitarles su piel. Con el chaccu, se le quita el botín a los depredadores y sin sacrificar al animal. "Sin la fibra, la caza furtiva ya no tiene razón de ser", asevera Walter Vega, especialista de la reserva. "Vicuña esquilada es vicuña salvada", es la máxima que repiten los comuneros de la zona.
Beneficio
Otro objetivo del chaccu es el uso sostenible de la fibra, para que su venta beneficie a las comunidades, las que también participan en los programas de guardaparques. Un kilo de fibra de vicuña oscila en 400 dólares. Se requiere entre cuatro y cinco camélidos para llegar a los mil gramos.
El chaccu está autorizado entre los meses de mayo y noviembre. Un animal solo puede ser esquilado una vez por año. En Tambo Cañahuas proyectan realizar 6 arreos más en la temporada. La de este martes coincidió con el XII Festival de Chaccu coorganizado con el distrito de Yanahuara.
Con sogas comuneros cercan a las vicuñas para luego quitarles su pelaje. Foto: Rodrigo Talavera/La República
Una máquina esquiladora a motor fue la herramienta para cortar la fibra, para mayor rapidez y precisión. En promedio tomó 28 segundos por animal. Se necesita celeridad para disminuir el estrés en el camélido. Luego vuelven a la zona de la reserva. Ya en libertad, algunas vicuñas escapan a toda velocidad, otras, tras breves segundos de confusión, huyen para perderse en los parajes de la puna.
Repoblamiento y amenazas
El repoblamiento de vicuñas avanza de forma sostenida. Walter Vega indica que ahora en la reserva hay 20 mil ejemplares (17 mil en la zona núcleo). Esto contrasta con inicios de la década de los 90, donde solo se llegaba a 1000. Incluso entonces se tuvo que traer especímenes de Pampas Galeras (Ayacucho) para repoblar.
El incremento obedece a varias acciones, entre ellas los chaccus. Pero también hay un rol importante de la vigilancia que realizan las comunidades en coordinación con otras entidades. El presidente de la comunidad, Jaime Yancapallo Calla, añade entre otros factores, el cuidado de los pastos y el agua, mediante la construcción de cochas.
La práctica también tiene algunas críticas. Foto: Rodrigo Talavera / La República
Sin embargo, la caza furtiva no está eliminada en el país. Solo el lunes se reportó cerca de cien vicuñas muertas y despellejadas por cazadores furtivos en Chumbivilcas (Cusco). En el caso de Salinas y Aguada Blanca, Vega informa que desde el 2011 no hay estos hechos en la zona núcleo. Sin embargo, reconoce casos en el área de amortiguamiento.
Ambony Contreras, comunero de Tambo Cañahuas, refiere que hace un mes se encontró cuatro camélidos muertos por caza furtiva entre los macizos de Yungarazo y Viluyo, fuera de la zona núcleo. Los cazadores aprovechan la lejanía. Otro riesgo para las vicuñas es la vía Interoceánica, por dónde vehículos de todo tamaño cruzan el área núcleo de la reserva. Vega estima que al año mueren 80 especímenes arrollados.
Contreras sostiene que las vicuñas cruzan la pista en busca de un ojo de agua al otro lado. Solicita que se construyan más espejos de agua en el margen derecho para evitar que los camélidos crucen la vía.
El chaccu y sus críticas
El chaccu también es cuestionado por otros especialistas, por el estrés que se causa a la vicuña durante el cautiverio y el riesgo que familias de estos especímenes se separen durante la captura. Walter Vega acepta que el estrés existe durante el tiempo de acorralamiento, por ello se recomienda que la esquila sea inmediata.
El inconveniente es que muchos chaccus tienen lugar en festivales, donde el corte del pelaje sucede luego de una ceremonia. Sobre la pérdida de familias, Vega indica que también es una posibilidad, pero que los reportes de las últimas esquilas indican que la mayoría de hembras vuelven con sus crías.