Disorgasmia: ¿por qué siento dolor al tener un orgasmo?
Aunque los orgasmos deben ser una experiencia placentera, algunas mujeres reportan dolores intensos durante la intimidad, lo que podría indicar un problema médico que requiere atención.
Los orgasmos son comúnmente considerados una de las experiencias más placenteras durante las relaciones sexuales, pero no siempre resultan así para todas las personas. Aunque se habla poco al respecto, algunas mujeres han reportado que, después de alcanzar el clímax, experimentan un dolor intenso, similar a un calambre, en la parte baja del abdomen.
Este fenómeno, aunque menos conocido, puede generar preocupación y afectar la calidad de la vida sexual de quienes lo padecen. Según los especialistas, es importante destacar que este tipo de dolor no es normal y podría ser un indicio de una condición médica subyacente que requiere evaluación y tratamiento.
¿Qué es la disorgasmia?
La disorgasmia es un trastorno del orgasmo que provoca molestias en las mujeres durante relaciones sexuales que, en principio, deberían ser placenteras. En diálogo con la revista Cosmopolitan, Katherine McHugh, obstetra ginecológica de Indiana University Health, dijo que la manifestación más común de esta disfunción sexual es un dolor intenso en la zona pélvica tras experimentar un orgasmo.
"Por lo general, la disorgasmia no se relaciona directamente con el dolor ocasionado durante o después del orgasmo por contracciones uterinas intensas. Este tipo de molestias suele clasificarse como dispareunia, que corresponde al dolor durante el coito o las relaciones íntimas", explicó, por otro lado, el ginecólogo Antonio Carballo.
¿Por qué siento dolor al tener un orgasmo?
Existen muy pocos estudios médicos sobre la disorgasmia, pero especialistas aseguran que las causas pueden ser por factores fisiológicos o psicológicos como por ejemplo:
- Escasa lubricación.
- Pérdida de elasticidad vaginal.
- Infección vaginal o dispareunia (dolor durante la penetración).
- Trastornos de salud mental
- Quistes ováricos
- Miomas uterinos.
¿Qué debo hacer si tengo disorgasmia?
Si bien existen varias causas por las que puedes sufrir de disorgasmia, una de las soluciones para solucionar este mal es mejorando las relaciones sexuales. Para ello, sigue los siguientes consejos:
- Cuidar el bienestar físico y mental: descansar lo suficiente, mantener una dieta equilibrada y reducir el consumo de alcohol, drogas y cigarrillos. Sentirse bien físicamente contribuye a disfrutar más de las relaciones sexuales.
- Ejercicios de Kegel: fortalezca los músculos pélvicos contrayéndolos y relajándolos regularmente.
- Explorar nuevas formas de intimidad: no limitarse al coito y enfocarse en otras actividades sexuales que también pueden ser placenteras.
- Planificar métodos anticonceptivos: elija uno que sea adecuado para ambos y discútanlo con anticipación para evitar preocupaciones relacionadas con embarazos no deseados.
- Abordar problemas sexuales adicionales: si hay falta de interés, dolor durante el coito u otros inconvenientes, es importante tratarlos como parte de un plan integral.
- Estimulación del clítoris: la mayoría de las mujeres necesita esta estimulación para alcanzar el orgasmo. Integrarla en la actividad sexual puede ser suficiente para mejorar la experiencia.
- Conocer las propias necesidades: aprender a masturbarse puede ayudar a comprender qué genera excitación y facilita el orgasmo.
- Usar dispositivos mecánicos: herramientas como vibradores pueden ser útiles para alcanzar el orgasmo durante la masturbación y mejorar la conexión con la propia sexualidad.
¿Qué es un orgasmo?
El orgasmo es reconocido como el punto culminante de la excitación sexual, una intensa sensación de placer físico que se produce por la liberación de tensión erótica acumulada. Tanto hombres como mujeres pueden experimentarlo, ya que está regulado por el sistema nervioso autónomo.
Generalmente, se acompaña de acciones involuntarias, como espasmos musculares en diversas partes del cuerpo, una sensación general de euforia, movimientos corporales y vocalizaciones espontáneas. Después del orgasmo, se da el llamado período refractario, que suele ser una etapa de relajación. Esto se debe a la liberación de neurohormonas como la oxitocina y la prolactina, además de endorfinas, que contribuyen a una sensación de bienestar.