Gonzalo Banda: “Rafael López Aliaga se ha llenado la mochila de un montón de promesas que será difícil cumplir”

Gonzalo Banda, politólogo y docente, analiza en la siguiente entrevista las elecciones regionales y municipales del domingo. Plantea algunas características de los actores políticos regionales que pueden ayudar a comprender mejor los resultados y, de paso, plantea que no se deben analizar las dinámicas subnacionales con etiquetas limeñas.

— Se instaló una idea sobre las elecciones, de que los movimientos regionales tuvieron preeminencia sobre los partidos nacionales. Creo más bien que la lógica es la de este último tiempo, más caudillista. Es decir, la gente ha elegido nombres con los que se identifica de alguna manera y poco importa, en realidad, bajo qué membretes postulan. ¿Qué piensa?

Es la misma tesitura de los últimos años. No estamos viendo algo novedoso: agentes con capacidad regional que tienen vida política persistente. Algo que puede diferenciar a la política limeña de la regional es que esta última es la de los políticos persistentes, maratonistas.

— ¿Son de largo aliento?

— Sí. Pueden postular cinco, seis veces y no se cansan. Lo ves en alcaldías distritales, provinciales y gobiernos regionales. El nuevo alcalde de Arequipa, el exárbitro de fútbol Víctor Hugo Rivera, ya había postulado varias veces y ahora, con un pequeño 15% de votos, ha ganado. Lo mismo pasa en Puno, en Cusco. Son actores que tocan la puerta constantemente, con un gran descrédito a veces, pero les alcanza para ser electos con porcentajes pequeños.

— ¿Por qué cree que se eligen autoridades investigadas, incluso sentenciadas por corrupción? Mire el caso de Tacna, por ejemplo. Alguien con arresto domiciliario. ¿Es porque se privilegia a la figura reconocida?

— Sí, y mira lo de Ayacucho (Wilfredo Oscorima), el caso más grave, porque es alguien que estuvo en prisión y tiene investigaciones en curso. La ausencia de reflectores en la política regional hace que estos señores ganen un tipo de legitimidad escasa, pero al mismo tiempo suficiente. Como no hay movimientos que concentren el voto, la dispersión de fuerzas les favorece. Cuando he dicho que mucho de la política regional se ha replicado en la nacional, tiene que ver con esa dispersión. Otro factor es la ausencia del foco sobre los candidatos, que tienen cuestionamientos o juicios, pero sobreviven. Tienen redes clientelares, medios. Hay un romanticismo medio bobo que el presidente Pedro Castillo puso de moda cuando dijo que iba a renunciar a los grandes medios e iba a apostar por los regionales.

— ¿Por qué un romanticismo medio bobo?

— Porque los medios regionales no son un paraíso. Pueden ser muy corruptos. Los políticos aprovechan y tienen redes en radios o en fan pages de Facebook, que, como no están regulados, venden espacios publicitarios y se le saca la vuelta a la ley. Eso les permite, entre otras cosas, estar visibles. Hay algo adicional. Se prohibió la reelección de autoridades regionales y distritales, pero en realidad el incentivo ha sido perverso porque un alcalde en esos cuatro años trata de copar todo lo que puede el aparato público, le quitan la sangre, y de ahí se van a otro lugar, se cambian de domicilio y postulan por otro distrito.

— Lima nunca fue plaza de Perú Libre, aunque sus resultados en la sierra central son más bien modestos. Ganaron alcaldías distritales; no obstante, esperaban un mejor desempeño. ¿Les ha costado estar relacionados con el Gobierno?

— Por supuesto. Cerrón dijo que sacaron 56 alcaldías distritales y 3 provinciales. El APRA el 2006 sacó 2 gobiernos regionales y 16 alcaldías provinciales. Perú Libre se ha presentado a 16 gobiernos regionales y no ganó uno solo. Es interesante, los populismos, cuando empiezan, siempre tienen más presencia territorial. Cerrón habla mucho de la revolución, del proceso histórico, y para cualquier marxista eso debería partir de la conquista territorial. Tienen que revisar: Perú Libre es un partido que no tiene cuadros, por eso le es muy difícil.

— ¿Fuerza Popular es otro perdedor de las elecciones?

— Es que a Fuerza Popular no le ha ido muy bien en las regionales desde hace mucho tiempo, salvo quizás el 2014. El fujimorismo ha vuelto a lo que es, un movimiento que compite bien en elecciones nacionales sin músculo en las regionales. Ahora es la época de las vacas flacas. Encima, Renovación Popular llevaba a exfujimoristas, como Reggiardo o Gagó.

— Pedro Castillo no ha participado en las elecciones, pero es válido preguntarse cómo queda luego del proceso. ¿Puede ser un respiro para él? En Lima, López Aliaga hizo campaña con políticas de “Hambre Cero” y “cero inseguridad”. ¿Habrá responsabilidades compartidas a partir de ahora?

— Claro, López Aliaga se ha llenado la mochila de un montón de promesas que será difícil que cumpla. Varios le dijeron que moderara las expectativas. Tú no vas a arreglar la inseguridad si no trabajas con la Policía. Hay que recordar que la Municipalidad de Lima es una trituradora de políticos. El Gobierno local desgasta muchísimo porque tiene que ver con los problemas más cotidianos de las personas. Y si te va mal...

— Echas la culpa al que prometió que tu vida mejoraría.

— Si me dices que Lima va a ser potencia mundial y termina siendo una ciudad que no se arregla, vas a tener un problema muy complejo. Quiero añadir que hay dos análisis que se hacen que son algo erróneos. Dicen que los partidos nacionales ganaron en ciertas regiones. ¿Pero los que han postulado son militantes? En realidad, los partidos hacen alianzas con líderes locales que son exitosos. Eso debe ser considerado. Y lo otro es cuando dicen que los grandes perdedores son los “caviares”. ¿En las regiones hay “caviares”?

— ¿Es un análisis limeño?

— Es un análisis político limeñocéntrico. A veces esas etiquetas que uno emplea para pensar en Lima son ridículas para la política subnacional porque se desconoce el pragmatismo de los actores locales.