Al final del día lunes pasado, el Ejecutivo aseguró que se logró un pacto con los gremios del transporte. Sin embargo, a primeras horas de la mañana, han sido los propios dirigentes del sector movilizado quienes han salido a desmentir esa versión.
Esta diferencia sustantiva entre las bases y el Gobierno revela, una vez más, la estrategia del régimen de coalición autoritaria que cogobierna con Dina Boluarte. La manipulación de la información y pretender controlar el relato público a través de mentiras y negaciones de la realidad es solo el modus operandi que tiene como fin dividir a los gremios para desarticular la protesta social.
Al respecto, transportistas han aseverado que mantienen su protesta porque, más allá de los discursos oficiales, siguen enfrentando una ola de extorsiones, asesinatos y amenazas que el Estado no logra contener.
La respuesta del Gobierno ha sido repetir las mismas fórmulas fracasadas. Proponer por enésima vez un supuesto bloqueo de la señal de celulares en los penales, que no solo es una medida anunciada en reiteradas ocasiones, sino que se ha convertido probadamente en una estrategia ineficaz.
A pesar de las erráticas acciones del Gobierno, los delincuentes siguen operando impunemente desde las cárceles.
No obstante, la voz ética del país no ha permanecido en silencio. Los obispos peruanos se han pronunciado en respaldo a los transportistas y a la generación Z movilizada, reconociendo en sus demandas un “clamor justo” ante la desidia del régimen frente a la violencia que se expande.
Su mensaje intenta devolver algo de esperanza a una sociedad que, pese al miedo, sigue buscando caminos de justicia, dignidad y paz social.
El intento de manipular a los dirigentes transportistas es, por un lado, una falta de respeto hacia quienes arriesgan su vida trabajando. Sin embargo, por otro, también es una muestra de la desconexión total adrede de quienes gobiernan con la crisis de seguridad que vive el país.
Diversos partidos miembros del pacto de Gobierno han salido a exigir la renuncia de la presidenta. Lo hacen pensando que el peruano es fácil de engañar. Sin embargo, lo que los ciudadanos tienen presente es que quienes hoy intentan zafarse de sus responsabilidades son quienes votaron sistemáticamente en contra de una vacancia en el momento que debieron y pudieron hacerlo, no a seis meses de las elecciones generales.