Don Francisco Bolognesi y la grandeza en tiempos de mezquindad

Es una fecha idónea para destacar la importancia del servicio público y del necesario sacrificio en aras del bien común en momentos aciagos para el Perú, como el actual.

Hoy la bandera peruana flamea con especial fuerza. Se cumplen 145 años de la heroica defensa de Arica frente al asalto chileno durante la Guerra del Pacífico. Como relatan los testimonios históricos, al alba del 7 de junio de 1880, alrededor de 800 peruanos fueron atacados por tropas invasoras que, por la desproporción de fuerzas, no tardaron en abatirlos.

En medio de aquel episodio sobresale —hasta nuestros días— la vida del coronel jefe de la plaza sureña, hoy héroe nacional, don Francisco Bolognesi.

Abandonado por los gobiernos de turno, resistió una lucha descarnada contra un enemigo militarmente con capacidad armamentística superior. Aislados, sin provisiones y conscientes de su destino, Bolognesi animó a sus casi ocho centenas de compatriotas a no claudicar en la defensa de la patria.

“Hasta quemar el último cartucho”, fue la orden del Gran Mariscal del Perú, la cual fue inmediatamente acatada por la tropa que no dudó en seguir su ejemplo, incluso hasta perder la vida intentándolo.

Y es que no fue una frase improvisada. Se trató de una expresión de una voluntad forjada en la adversidad, pronunciada dos días antes ante la creciente angustia de sus tropas, que veían la desprotección total en la que los había dejado su propio Estado

Como recuerda la historiadora Carmen McEvoy (2023), este heroísmo se dio en un contexto profundamente adverso. Según diversas crónicas, el expresidente Prado huyó al extranjero con el dinero recaudado en la colecta nacional destinada a proveer de municiones y pertrechos para quienes luchaban en el frente de batalla. Poco después, ya con Nicolás de Piérola en el poder, temeroso de que sus enemigos políticos se llevaran los laureles de una posible victoria, interrumpió las provisiones al comando del sur.

Sin embargo, allí radica la lección: la gloria pertenece a quienes creen en el Perú, no a quienes lo usan para su beneficio. Frente a la traición y el cálculo, emergió la dignidad colectiva. Bolognesi y los suyos eligieron no capitular, porque entendieron que la patria es un compromiso que no se puede claudicar.

Hoy, casi siglo y medio después, seguimos enfrentando desafíos como nación, y las mezquindades no han desaparecido. La crisis ética y política, además de la criminalidad organizada son algunos de los desafíos que los peruanos deben superar.

Por eso es crucial recordar la heroica resistencia tacneña. Nos enseña que la grandeza de los peruanos no reside en sus episodios lamentables, sino en la voluntad de su gente para defender lo que es justo y que es finalmente aquello que dignifica a la república y sus ciudadanos.