No es sorpresa para los peruanos que la impunidad —garantizada y tutelada por la coalición de Gobierno cuyo rostro es Dina Boluarte— sea hoy la regla que se busca imponer. Dentro de este pacto informal de poder, se inscribe la sostenida fuga del señor Vladimir Cerrón, aliado intermitente de Boluarte, quien hoy cumple 600 días escapando de la Policía Nacional.
El líder de Perú Libre no solo continúa libre, sino también se mantiene superactivo en redes sociales. En su cómoda condición de prófugo, el exgobernador de Junín ha publicado más de 1.700 mensajes en su cuenta de X (antes Twitter). Es decir, casi tres publicaciones por día, en las que fija posturas políticas, emite líneas para su bancada en negociaciones con el Ejecutivo y ataca abiertamente a sus adversarios, entre ellos la prensa y los administradores de justicia.
No sorprende que, a pesar de la supuesta “incapacidad” del Estado para dar con su paradero, no haya avances significativos. La claudicación es evidente, especialmente bajo el Gobierno de Boluarte y de figuras como el exministro del Interior Juan José Santiváñez, cercano colaborador de la presidenta. Hacia el final de su gestión, Santiváñez revocó la orden de captura internacional contra Cerrón, con lo cual envió un mensaje claro: no lo están buscando.
En repetidas ocasiones, periodistas de La República han consultado a las autoridades por el estado de las investigaciones. A pesar de haberse ofrecido incluso una recompensa por su captura, no se ha registrado ningún avance sustantivo. Todo esto ha ocurrido mientras estallaban escándalos como el del Cofre presidencial, aún sin esclarecer y en el que Cerrón aparece como uno de los presuntos beneficiarios.
En sus últimas publicaciones, Cerrón ha intentado marcar distancia del Gobierno. Pero la ciudadanía lo identifica claramente como el segundo gran responsable del desmadre nacional, del cual no solo forma parte, sino que ayudó a construir. No olvidemos que una de sus congresistas más cercanas, Kelly Portalatino, ha impulsado un proyecto de ley que busca perseguir a jueces y fiscales que incomoden al poder de turno.
Más temprano que tarde, el señor Cerrón tiene que ponerse a Derecho. Y con él, también colapsará esa coalición de impunidad que ha sumido al Perú en tiempos de incertidumbre y muerte.