La peruanidad del Papa León XIV es hoy indiscutible. Robert Francis Prevost adquirió la nacionalidad peruana en agosto de 2015, y esa condición le permitió ejercer el cargo de obispo de Chiclayo. Por otro lado, fue su trayectoria como misionero en distintos lugares del Perú (Chulucanas, Iquitos, Apurímac, Trujillo y Callao, además de Chiclayo) lo que, en el año 2023, impulsó al Papa Francisco a designarlo prefecto del Dicasterio para los obispos en Roma y, después, cardenal. Finalmente, el pasado 8 de mayo, después de valorar su largo apostolado en nuestro país, los obispos reunidos en el cónclave lo eligieron Sumo Pontífice.
El año 2017, enfrentó junto con la gente los estragos causados por el Fenómeno del Niño costero. Entrevistada por “The New York Times”, una ciudadana lo recordó “vadeando las aguas altas para ayudar” en las zonas inundadas. “El Tiempo” de Bogotá destacó que, años después, durante la pandemia del Covid-19, Prevost “lideró la instalación de dos plantas de oxígeno en alianza con Caritas para enfrentar la emergencia sanitaria en Lambayeque”.
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Hace unos días, ante el Colegio de Cardenales, el Papa peruano explicó que había elegido el nombre de León XIV, principalmente, “porque el Papa León XIII, en su histórica Encíclica Rerum Novarum, abordó la cuestión social en el contexto de la gran revolución industrial”. En 1891, esta carta solemne enseñó que los “ricos y patronos” no debían considerar a los obreros como esclavos, que los trabajos remunerados no eran vergonzosos y que lo “realmente vergonzoso e inhumano es abusar de los hombres como de cosas de lucro”. Pedro Planas recordó que León XIII enunció la tesis del salario familiar al sostener que si “el obrero percibe un salario lo suficientemente amplio para sustentarse a sí mismo, a su mujer y a sus hijos, dado que sea prudente, se inclinará fácilmente al ahorro y hará lo que parece aconsejar la misma naturaleza; reducir gastos, al objeto de que quede algo con que ir constituyendo un pequeño patrimonio”.
La Encíclica Rerum Novarum fue uno de los puntos de partida de la Doctrina Social de la Iglesia. Acerca de esta doctrina, en mayo de 2024, el cardenal Prevost afirmó que, aunque “habrá muchos que consideren inadecuada e inapropiada la intervención de la Iglesia en temas sociales”, no yerran “los que miran a sus hermanos y quieren ver a la dimensión horizontal de la Iglesia como parte de su misión”.
Desde esta perspectiva, Prevost precisó que algunos temas sociales que exigen un análisis y una respuesta son: la “realidad de la violencia contra la mujer, la necesidad de responder a la crisis triste y humillante de los abusos a menores, la realidad del abuso de poder o de conciencia, la atención a los divorciados y vueltos a casar y a los miembros de la comunidad LGTB; la ecología y el cuidado de la casa común”, y “la protección de los pueblos amazónicos” (prólogo para el libro “La Doctrina Social de la Iglesia. Su historia y enseñanzas” de John J. Lydon McHugh, OSA, Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, p.24).
En la plaza de San Pedro, luego de que fue anunciada su designación, el Papa León XIV pronunció, en perfecto castellano, un saludo “en modo particular” a su “querida Diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido a su fe y ha dado tanto”. En ese instante, a pesar de la creciente crisis política y social que envuelve a nuestro país, este peruano universal nos colocó, sorpresivamente, en el terreno de la esperanza y el orgullo.
Nació en 1971. Abogado de la Universidad de Lima. Magister en Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor ordinario de la misma universidad. Colaborador en la revista “Oiga” (1993-1995). Ha publicado artículos en los diarios “El Comercio”, “Gestión” y “El Peruano”. Es columnista de la revista “Caretas”.