Obstruccionismo, fraudismo y venganza, por Rosa Maria Palacios


La empresa encuestadora IPSOS ha venido midiendo desde febrero del 2023 un asunto que es grave para la democracia peruana. Los últimos resultados los presentó esta semana en el servicio de asesoría empresarial que da Apoyo Consultoría a sus clientes.  La pregunta es esta: En su opinión, ¿el expresidente Pedro Castillo intentó hacer un golpe de Estado y por eso fue destituido o fue más bien víctima de un golpe de Estado del Congreso que lo destituyó para poner en el poder a Dina Boluarte?

La primera y última vez que vi esta encuesta, en el 2023, un alarmante 43% sostenía que Castillo era una víctimadel Congreso y negaba lo que sus ojos habían visto cuando el expresidente, en cadena nacional, dio un golpe de Estado. En ese momento parecía una mezcla de desprecio por la nueva situación impuesta o falta de información. Sin embargo, para abril del 2025, el 59% de los encuestados cree que el Congreso le dio un golpe a Castillo. En poco mas de dos años la falsa percepción no solo no se ha diluido. Por el contrario, ha crecido en 16 puntos.

¿Por qué? La evidencia del golpe de Castillo tiene la contundencia de los hechos vividos. Disolver el Congreso, la orden que dio y que se incumplió, además de capturar todos los organismos constitucionalmente autónomos no deja lugar a dudas. ¿Mas de la mitad del país no lo vio?Imposible a estas alturas. Siempre confió en la sabiduría popular así que intentemos ver lo que no estamos viendo.Esa respuesta no sale de la nada y esa una respuesta muy importante para las próximas elecciones el 2026.

La conducta del fujimorismo y sus aliados, desde que perdieran la presidencia el 2016 está marcada por varias posiciones que minan la forma democrática de gobierno. Podemos señalar tres que han sido sistemáticas: el obstruccionismo, el fraudismo y la venganza.  

La primera conducta, el obstruccionismo, impide gobernar. Kuczynski fue la primera víctima de una seguidilla de presidentes a los que se les aplicó el método que consiste en la renuncia al bien común sin más argumento que imponer una posición de poder. Sin mayoría en el Congreso, Vizcarra, Sagasti y Castillo, recibieron lo mismo. Aunque las conformaciones políticas variaron el 2020, la consolidación de la alianza FP-APP, permitió un núcleo duro para la destrucción de toda iniciativa del Ejecutivo. El pacto que hoy gobierna, que no es solo de derecha porque suma a Perú Libre, solo ha tenido dos presidentes puestos y respaldados por el Congreso: Merino y Boluarte. De ahí el profundo desprecio popular a ambos.

El fraudismo, promovido con más furia el 2021 pone en duda permanente el triunfo del ganador. Se intentó con PPK, pero se afirmó con Castillo. Millones de electores vieron una y otra vez que una elite limeña los despreciaba y los insultaba por ejercer un derecho: votar. Pero además de la ofensa, les garantizaban que no iban a parar hasta sacar a Castillo del poder. Moción de vacancia, tras moción de vacancia, ese fue el mensaje. Habría que añadir que Castillo, un político básico y muy torpe, hizo todos los méritos para ponerse en una situación frágil que termino con el disparate de dar un golpe de Estado sin el apoyo de las Fuerzas Armadas.

Finalmente, la venganza. La constitucional disolución de un congreso obstruccionista que tuvo la soberbia de censurar dos gabinetes porque creían que podían destruir el país como les daba la gana fue recibida con jubilo por la población. ¿Por qué? Porque al igual que en 1992 (algo debería saber el fujimorismo) la obstrucción es rechazada visceralmente por los electores. Un elemental sentido de justicia que lleva incluso a respaldar a un dictador como Fujimori a cambio de que “lo dejen gobernar”.  Si un acto dictatorial fue ampliamente aceptado, más aun lo es un acto perfectamente constitucional para poner fin a un abuso. 

Sin embargo, la disolución del congreso es para el pacto de gobierno una afrenta que debe ser vengada y no es la única. De ahí la persecución a Vizcarra, Del Solar o a Sagasti, aunque se usen distintos motivos. De ahí también el rescate parlamentario de Merino o Boluarte cuyas acusaciones constitucionales (vinculadas a asesinatos) mueren archivadas en la subcomisión de acusaciones constitucionales.

Si el pacto de Gobierno conformado por Boluarte y los partidos que hoy habitan el Congreso, en su abismal impopularidad, representan algo es eso: obstruccionismo, fraudismo y venganza. Mantener a Dina en el poder, con “nos quedamos todos”, es la venganza del Congreso contra los electores de Castillo. La historia de los últimos 9 años está aquí y desde ese contexto, se puede entender porque para el 59% de encuestados el Congreso siempre va a tener la culpa, no importa que la evidencia diga lo contrario.

Para estos fines, los partidos en el poder han cometido errores políticos que les van a reventar en la cara. Lo primero, no han podido dar razón ante las dudas jurídicas sobre la vacancia de Castillo. Ese es un trabajo político que no se resuelve con las resoluciones judiciales. Esa explicación era tarea de quienes impusieron la sanción y no la han hecho. Lo segundo, han desplegado un conjunto de acciones vengativas sumamente impopulares que hacen ver a Sagasti, Vizcarra o Del Solar como víctimas del abuso del Congreso, sumándoles a sus carreras políticas y restando más a los abusadores. Al colocarlos en el mismo cajón que a Castillo, mejoran el argumento de que Castillo es, como todos los demás, una víctima.

La única esperanza de los 10 partidos que llegaron al Congreso es la fragmentación del voto. Saben que son impopulares (¿y no adivinan por qué?) y que ninguno de sus líderes puede soñar con votaciones del 30% o 20%, absolutamente regulares hace apenas 10 años. La estrategia es pasar la valla del 5% y ser el rey de los enanos. Si lo sólo 4 o 5 partidos pasan el mínimo, se hacen del Congreso, otra vez, pero con aun menos representatividad. Para la presidencia, Keiko espera al peor de todos, método que no le funcionó la última vez y no tiene por qué funcionar ahora. El tercer error garrafal que cometen es este: ese método solo subrepresenta a la mayoría y sobrerepresenta a las minorías. Los radicalismos tipo Antauro tienen la mesa parlamentaria servida, cortesía de este Congreso que creyó que eliminando su partido en el Poder Judicial resolvía el problema. Cuando la DBA expone su brutalidad, más bruta no puede ser.

Han olvidado lo elemental: No se puede hacer política sin el pueblo. Si el 59% cree que Castillo es la víctima de un golpe del Congreso (el porcentaje se eleva en los niveles socio económicos más bajos, pero tiene un nada despreciable 25% en el más alto), hay que atender esa percepción con respeto.

Rosa María Palacios

Contracandela

Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia Comparada por laUniversidad de Texasen Austin. También ha seguido cursos en la Facultad de Humanidades, Lengua y Literatura de laPUCP. Einsenhower Fellowship y Premio Jerusalem en el 2001. Trabajó como abogada de 1990 a 1999 realizando su especialización en políticas públicas y reforma del Estado siendo consultora delBIDy delGrupo Apoyoentre otros encargos. Desde 1999 se dedica al periodismo. Ha trabajado enradio, canales de cable, ytelevisiónde señal abierta en diversos programas de corte político. Ha sido columnista semanal en varios diarios.