Réplica de Paola Ugaz a Jaime Baertl Gómez
Respuesta al Padre Jaime Baertl Gómez, el jefe de facto del Sodalicio de Vida Cristiana
Por fin sale a la luz el padre Jaime Baertl. Nueve años después de que ‘La República” publicara un primer reportaje sobre el Padre Jaime Baertl reaparece por segunda vez en pocos días este sacerdote recién expulsado del Sodalicio de Vida Cristiana. Repite una y otra vez que lo publicado sobre él es mentira y que es la víctima propiciatoria de una campaña liderada por los periodistas, en concreto, por mí. Si su anterior estrategia era ignorar con soberbia al oponente, ahora se victimiza ante él.




La verdad y el sacerdote Jaime Baertl son conceptos antagónicos, son dos vias que nunca se han encontrado, pues van en paralelo. En sí mismo, siempre ha sido un fake news, mucho antes de que se popularizara este concepto.
¿Es lo propio de un estado de derecho que un periodista esté siete años a punto de entrar en la cárcel por denunciar la corrupción en su país? . ¿Tan difícil es hacer en Perú periodismo de investigación? Tanto yo como mis colegas Pedro Eduardo Salinas y Daniel Yovera hemos corrido ese riesgo en los últimos siete años gracias al Padre Baertl.
Interpelada directamente por el Padre Baertl en una de sus habituales cartas notariales que más que petición de rectificación son una amenaza, me gustaría subrayar algunos de los argumentos más falaces que ha usado en mi contra.
El Padre Baertl fue ordenado como primer sacerdote del Sodalicio un 21 de octubre de 1981. Es el único dato cierto de su biografía: sería bueno que algún día se aclarase en qué fecha dejó de estar vinculado con las actividades económicas del Sodalicio. Ha dado ya tantas versiones que ni él mismo debe ya saber cuál corresponde a la verdad.
En alguna ocasión ha afirmado que desde el 2012 es un pobre sacerdote más cuya vida ha sido celebrar la eucaristía y confesar a los penitentes. Nada más alejado de la realidad, pues las pruebas documentales demuestran que aún hoy sigue al mando del imperio económico que ha logrado construir al amparo de la Iglesia Católica.
A continuación este es un repaso de las empresas que antes y después de 2012 ha fundado en paralelo a su labor como sacerdote incardinado en el Sodalicio. Va el recuadro:

Hoy, el Padre Baertl ve obligatorio romper el silencio porque peligra el imperio económico que ha construido en los últimos 30 años sobre su persona. Un holding de empresas agropecuarias, inmobiliarias, consultorias, colegios, cementerios y hasta una productora de teatro.
Todo este gran castillo de naipes tiene su razón de ser en la condición sacerdotal de Baertl y es propiamente esto lo que hoy está en juego.
Como sacerdote se ganó la confianza de las obispos peruanos y de la curia romana para amparar sus negocios, por muy ocultos o incluso ilegales que fueran, bajo el concordato peruano firmado en 1980.
Como sacerdote se ganó la confianza de incautas inversoras católicas de San Isidro y de otras familias dispuestas a invertir y obtener ganancias fáciles en las multiples empresas fundadas por él o a través de su red de leales.
Como sacerdote utilizó la estructura sectaria del Sodalicio para tener siempre un grupo de adeptos que le obedecieran ciegamente sin recibir ni tan siquiera salario.
Como sacerdote y como no podía hacerlo todo, se sirvió de un núcleo duro de beneficiarios que creían servir a Dios organizándole la estructura financiera y legal, en un Perú con instituciones democráticas muy frágiles.
“Soy una víctima de una campaña mediática”, afirma el Padre Baertl. Piensa el ladrón que todos son de su condición, pues como sacerdote ha mentido siempre y ahora acusa de mentir a los que destapamos sus mentiras.
De hecho, ha practicado por años la actividad económica prohibida a todo clérigo sin permiso especial de la autoridad eclesial (Leer el canon 286 del código de derecho canónico). Cual “Darth Vader”, ha manejado desde las sombras del Sodalicio la realidad eclesial y social peruana gracias a su inmenso poder económico y, como consecuencia, mediático.
Es, por tanto, un experto en negocios escondidos, cuando no irregulares. Sin el consentimiento expreso del obispo de cada lugar donde operaba, especialmente Lima, Arequipa o Piura, Baertl se ha dedicado por años a mover millones de dólares de acá para allá, siempre con réditos impensables para el común de los mortales.
La trama del holding financiero del Sodalicio siempre ha estado en sus manos y lo está aun. El sabe que los periodistas sabemos y con nosotros, la opinión pública, que el imperio que ha construido es una trama de empresas y sociedades interpuestas, construidas a lo largo de las últimas tres décadas, entre las cuales hay incluso cuatro offshore.
No ha estado solo: para la tercerización del negocio ha usado una camarilla de incondicionales, pues todos se han enriquecido con este rey Midas de la iglesia peruana.
Otra leyenda urbana que ha difundido es que su actual fortuna es personal, como la de los hermanos Len Alvarez (Hay 3 sodálites, Juan Carlos, Javier, Gonzalo y una fraterna, Fabiola) y otros del núcleo duro. La situación económica de los hermanos Len cambió del día a la noche desde que ingresó Juan Carlos Len Alvarez al Sodalicio. Ser parte del círculo de confianza de Jaime Baertl fue imprescindible para el crecimiento superlativo de la economía familiar. Recordemos que Juan Carlos, Javier, Gonzalo y la fraterna Fabiola entraron extraoficialmente al Sodalicio cuando eran menores de edad. La familia Len no puede explicar los bienes de los que goza sin su rol dentro del esquema de ganancia sodálite.




Es cierto que Jaime Baertl proviene de una importante familia de mineros peruanos, pero lo que tiene ahora no se corresponde a ninguna herencia. Él mismo, los cuatro hermanos Len, José Antonio Eguren y el resto de su camarilla han usado el concordato de 1980, instrumentalizándolo a su favor. Lo grave es que lo ha hecho incluso contra sus propios hermanos del Sodalicio. Estos solo han recibido la caridad de Baertl, pues vivían miserablemente de lo que sus familias les aportaban mensualmente. Baertl en cambio usó APRODEA y AVVA para mantener a sus hermanos con las migajas que caían de su espléndida mesa.
Baertl ha estado siempre ahí. Su gran virtud fue gobernar desde las sombras. Empezó en los negocios nada más entrar en la secta fundada por Luis Fernando Fígari, todo en actividades de poca monta, siempre con el complejo de ser un Baertl que no servía para hacer plata. Demostró pronto ser un ‘mago con alzacuello de los negocios’ y los hizo despegar a partir de 1999 con los cementerios - misiones (‘Al sodalicio la muerte le sienta bien’).
Su primera prueba de fuego fue una crisis de credibilidad a partir del caso del sodálite Daniel Murguía en el 2007 (Murguia fue detenido en un hotel en la plaza San Martin con un niño de 11 años a quien le pedía intercambiar figuritas de Pokemon a cambio de sexo). Le seguirían otras, en especial cuando apartaron del mando, forzados por el escándalo, al Fundador o luego, en 2015, cuando se publica ‘Mitad monjes, mitad soldados’.
El solo tuvo que gestionar el cambio de paradigma en los negocios a partir del 2018, cuando el Sodalicio ya no sabía qué hacer con tanta víctima y, finalmente, ahora es él quien tiene que gestionar el golpe mortal al Sodalicio, la noticia de su supresión por voluntad del Papa Francisco. El Superior General siempre ha sido un hombre de paja y el pobre Correa (actual Superior General) tampoco es que sea de gran ayuda.
Baertl tiene un mérito: siempre ha estado detrás de todo en modo discreto y solo en contadas ocasiones ha salido a la luz pública, como ocurrió con el bautizo del hijo extramatrimonial de Alan Garcia. Casi siempre ha manejado toda la estructura desde la sombra.
Su actual estrategia de exponerse a los focos para victimizarse no me ofende a mi, Paola Ugaz, una de sus principales víctimas. Ofende también a las decenas de víctimas de abusos del Sodalicio. Incluso a sus propios hermanos de consagración, a los que ha escondido durante años la real dimensión de sus actividades económicas y financieras, siempre operando a espaldas de ellos.
Sabemos de las mil privaciones que los sodálites, fraternas y siervas debían pasar cuando él nadaba en la abundancia. Se lo consintieron primero Luis Fernando Fígari, luego Eduardo Regal Villa, Alessandro Moroni y ahora, José David Correa: ellos también vivían bien en sus privilegios de los que no gozó ningún otro sodalite. A cambio, dejaron hacer siempre al Padre Baertl.
Según Baertl, nunca nadie le ha acusado de nada, excepto los malvados periodistas. Sin embargo, calla que hay un empresario, antiguo socio en el negocio de los cementerios, al que estafó. Y no uno, ni dos, ni tres millones de dólares, sino diez. Estos datos llegaron al Vaticano y, con ellos, los presuntos ilícitos que en cualquier país mínimamente democrático le hubieran llevado a la cárcel hace años. El Vaticano sabe. Y Baertl sabe. Y además, sabe que yo sé y, conmigo, la opinión pública.
Todo su argumentario se reduce a una victimización trucha. El dice “Desconozco los motivos por los que la Sra. Ugaz ha desarrollado una campaña difamatoria en mi contra”.
Sobre estas offshore que aparecen por arte de birlibirloque, lo interesante no es que Baertl sí firmó el acta de creación de la fundación PUSAN, convertida luego en fundación San Ignacio. Lo curioso del tema es porqué la llamo PUSAN: la Iglesia es puta y Santa, toda una proeza teológica del joven Baertl.
Va la información de PUSAN y Fundación San Ignacio:





Baertl ha usado hasta cuatro fundaciones offshore para mover la plata fuera del país generada en las misiones Parque del Recuerdo. Decirlo no es solo difamatorio sino una verdad que merece ser explicada a los peruanos, pues pone en evidencia cómo las elites economicas de un país con el 80 por ciento de economía informal se valen de la ingeniería financiera para conservar e incrementar su patrimonio.
La Fundación de Interés Privado (FIP) de Panamá ofrece claras ventajas para la planificación patrimonial internacional, brindando lo último en privacidad, anonimato y protección a los Protectores, Fundadores y Beneficiarios de la Fundación. Los Beneficiarios de una fundación de interés privado son personas naturales o jurídicas, es decir, aquellos con derecho a recibir los beneficios económicos o patrimoniales de la misma.
Al ser “Fundaciones” y ser las dueñas de los activos de Misiones, Asociaciones Civiles, su nombre confunde a las autoridades que creen ver un entramado de organizaciones caritativas en vez de una cascada de sociedades donde los bienes y sus flujos económicos finalmente tienen unos dueños que son los beneficiarios. Esos beneficiarios además, son anónimos. Sería importante que Baertl publique la lista de los beneficiarios de cada FIP a lo largo de los más de 25 años que viene usando esta opaca figura off shore y de paraiso fiscal, para apropiarse junto a su camarilla de los flujos y réditos económicos de las empresas del Sodalicio.
Baertl siempre ha operado a través de otros, a los que ha beneficiado con sus generosas dádivas. Por ejemplo, dice no haber fundado Alma minerals. Lo hizo su primo hermano, Luis Baertl Jourde, quien luego se lo regaló. ¿Hay mentira en afirmar que Baertl recibió de regalo una offshore fundada en las islas vírgenes británicas por su primo Luis Baertl Jourde y que ha movido millones de dólares?. Toda esa información salió en Convoca en la pesquisa mundial sobre los Panamá Papers. Es innegable que existen cuatro offshore ligadas al Sodalicio: Fundación San Ignacio, Providential INC, Alma minerals y Foundation Santa Rosa. Usted lo sabe y yo lo sé, y conmigo la opinión pública.
Una muestra mas; a continuación va la información de Offshore San Ignacio: Poder realizado en Panama donde autorizan a Jaime Baertl ante la misión cementerio “Parque del recuerdo” en Lurin




Baertl silencia en primer lugar las denuncias presentadas en la fiscalía por delitos financieros que lo investiga por lavado de activos. Los motivos los conoce la fiscalía peruana ante la que se ha denunciado repetidamente que en el holding de empresas del Sodalicio de Baertl se ha cometido fraude tributario, lavado de activos, cohecho, soborno a funcionarios sin excluir que quizás hay delitos de sangre por lo ocurrido en Catacaos en Piura, en la que empresas del Sodalicio habrían enviado matones de la gran cruz del Norte para expulsar a comuneros de sus tierras, muriendo uno de ellos.
A lo largo de su exitosa carrera empresarial, Baertl hizo gala de amigos poderosos: el nuncio Bruno Musaro, el nuncio Rino Passigato, el cardenal Juan Luis Cipriani; el ex ministro de salud, Hernan Garrido Lecca y sobretodo su gran amigo, el expresidente como pocos Alan García.
Niega su relación de amistad con Jose Luis Hauyon: que sea amigo suyo no interesa, pero sí que ha sido abogado defensor de Juan Carlos Len Alvarez, Luis Fernando Figari y el propio Jaime Baertl y además, Hauyón aparece en los papeles de “Operación Valquiria”.
Entre esas amistades peligrosas también se cuenta el abogado Percy García Cavero, hoy apoderado de San Juan Bautista y letrado enviado a desacreditar la misión Scicluna-Bertomeu con argumentos peregrinos, falaces y forzados.
Otra amistad no menos peligrosa es Alejandro Bermudez, compañero de armas del Sodalicio y en definición propia espada flamígera mediática hasta la muerte. Un abusivo con sus subordinados y un periodista más ideólogo que comunicador.
Amigos-amigos, quizas mas cercanos, Juan Carlos Len Alvarez y Alberto Haddad, son también testigos de los manejos económicos del activo sacerdote.
Aunque el silencio y la actividad encubridora de la fiscalía peruana podría llevar a pensar que mis denuncias son difamatorias, Baertl cometió el error de no entender que el Vaticano es un país extranjero que no siempre se deja manipular.
Lo que en Perú serían difamaciones, para el Papa Francisco fueron hechos probados, muy graves y dolorosos por el escándalo que provocan entre el pueblo. De hecho, tras entrevistarnos en noviembre de 2022 en audiencia privada por mi parte ‘a la desesperada’, ordenó una “misión especial” formada por el obispo de Malta, Charles Scicluna y monseñor Jordi Bertomeu que concluyó con el castigo de Baertl, es decir, su expulsión, que hasta hoy no reconoce. Al Papa Francisco le tengo que agradecer siempre que fue la única voz imparcial que se atrevió a meter mano a esta mafia económica y sectaria que fue el Sodalicio.
Más aun: toda la campaña para desacreditar la investigación de la “misión especial”, un milagro esperado por las víctimas desde hacía años, más las sanciones que la siguieron, tiene todos los visos de haber sido promovida por Jaime Baertl y su núcleo duro, en el que hay tres condenados mas; los sodálites expulsados Juan Carlos Len Alvarez, Alejandro Bermudez y el sacerdote Jose Antonio Eguren.
En lo que si le concedo es que la misión Scicluna-Bertomeu no ha investigado el abuso sexual de menores que cometió el laico Jaime Baertl contra el menor de 16 años Martin Scheuch, seguramente porque era un hecho dado por bueno por Baertl tras 20 años de insistencia pública de la víctima en su blog “Las líneas torcidas” y en el libro “Mitad monjes, mitad soldados”, sin que nunca Jaime Baertl lo negase. Como dice el refran, Quien calla, otorga.
De hecho, en el comunicado de la Nunciatura del 23 de octubre de 2024, solo se afirmó que uno de los dos expulsados, Jaime Baertl y Juan Carlos Len Alvarez, tenía en su haber un abuso de menores.
La reciente insistencia de Baertl en una inocencia nunca cuestionada explícitamente no hace más que confirmar lo que todos creemos. Como dice el refrán: excusatio non petita, accusatio manifesta y, señor Baertl, a buen entendedor pocas palabras bastan.
La victimización del Padre Baertl no solo ofende a la inteligencia de los lectores de este periódico sino sobretodo a las víctimas multiples de la familia del Sodalicio, entre las que están aquellos sodalites a los que este sacerdote durante años engañó, haciéndoles creer que debían vivir pobres como ratas, cuando él y Figari nadaban en la abundancia.
Por cierto: si tan victima de la fiscalía peruana era también el Padre Baertl, como se ha atrevido a afirmar, puedo asegurar aquí que nunca nos hemos cruzado en los tribunales de Lima, a donde él una y otra vez ha intentado llevarme, con una insistencia que hoy abochorna a la comunidad internacional.
Por si no lo sabe, Pen International, la fundación de George Clooney e International Women Media Foundation me han reconocido como verdadera perseguida. No al agresor, el Padre baertl.
Baertl siempre ha perseguido a sus enemigos mediante intermediarios. En unas ocasiones era su compinche y amigo Monseñor. José Antonio Eguren, lo cual el Padre Baertl reconoce; en otras ocasiones lo hacen abogados cercanos como Percy García Cavero, seguramente bien pagados por él (aunque quizas conociendo su afiliación opusdeina, habrá hecho estos favores ad honorem). Monseñor Bertomeu aún sufre las consecuencias de estar lidiando con una mafia en toda regla, aunque en apariencia quien lo intenta denunciar sea una pareja de titiriteros moralistas que un día se pasean con fetos de goma ante el Congreso y otro con nulidades canónicas express en la mano. Y siempre, como no, el inefable Padre Baertl detrás.
El Padre Baertl alude a un dossier de descargo presentado ante la misión especial de más de 580 páginas, insinuando que no fue estudiado para imponerle la dimisión del Sodalicio in poenam. Creo que haría un favor a la humanidad si nos hiciese conocer tal dossier a todos, pues los expertos vaticanos en economía que lo examinaron en pocos días, que no eran ni Scicluna ni Bertomeu, llegaron a la conclusión de que sus argumentos no se sostenían ante las acusaciones fundadas que presentó cierto empresario estafado por él.
Por ello me atrevería a dar a Baertl un último consejo: la soberbia no es buena compañera de camino de un clérigo. El gran error de valoración del Padre Baertl ha sido pensar que la Lima criolla, que él controlaba y seducía de joven junto al hermano Len guapo, era el ombligo del mundo. No es así. El Vaticano cuenta con juristas de prestigio como Scicluna y Bertomeu que no se dejan sobornar ni encandilar fácilmente.
El Vaticano cuenta también con cinco diferentes organismos económicos especializados que, bajo la dirección del Papa Francisco, son capaces de valorar 580 páginas en una semana y, si mucho me aprietan, hasta en menos días.
Ojalá que las 900 páginas presentadas por mí contra el Padre Baertl y sus turbios negocios ante la Fiscalía de Lima cayesen algún día ante la justicia vaticana. Más aún: ojalá fuera dimitido del estado clerical. Calculo que en una semana o al máximo dos a mucho tardar se podría demostrarse que el ‘modo Baertl’ de hacer negocios debe ser extirpado del Perú.
No lo digo por venganza sino por el bien de este peculiar sacerdote, para que en los años venideros alguien le dé la oportunidad de arrepentirse de todo lo que ha hecho en el pasado, de repararlo, y como creyente que creo que es, de prepararse para una buena muerte.
El Padre Baertl no es víctima de ningún periodista que no sabe en qué otra cosa perder el tiempo. Somos muchos los que hemos perdido el dinero, el buen nombre y hasta la salud gracias a él. En todo caso, el Padre Baertl es víctima de si mismo y de su codicia. El Padre Baertl es exponente de la enfermedad del Perú, no el remedio. La expulsión realizada por el Vaticano del Padre Baertl representa una vergüenza para la Iglesia, que a diferencia de tiempos anteriores, no está dispuesta a perder la poca reputación de la que aún goza con estos episodios de ambición desmedida y de abusos sistemáticos. Esta historia no ha terminado.