En el mes de junio, el Perú recibió la lamentable noticia de los abusos sexuales contra 524 niñas y adolescentes wampis y awajún, en la provincia de Condorcanqui, perpetrados por sus propios profesores. Este hecho refleja uno de los grandes problemas históricos que atraviesa el país: violencias, impunidad, discriminación y olvido.
Un dato, en medio de esta tragedia, es que los casos vienen siendo denunciados desde el 2010. El daño irreversible que se estaba cometiendo contra centenares de niñas en la Amazonía, desde hace 14 años, se mantuvo casi en silencio. No puede llamarse democrático un país que no defiende los derechos de todas sus infancias en su pluralidad y diversidad. En Perú, la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes es estructural y sistemática, y se refuerza con leyes que favorecen a mafias y redes criminales, con proyectos que atentan contra el enfoque de género, y con medidas que limitan la educación sexual integral.
No se trata, entonces, únicamente de la ineficiencia del aparato estatal para atender de manera rápida y oportuna a las víctimas. Se trata también de la complicidad y el silencio social e institucional, de la normalización de la violencia en todos los niveles, de la tolerancia frente al machismo. Todos estos elementos construyen una red perversa de impunidad que ha dejado en completo abandono a las infancias. A este escenario se suman las brechas sociales, las distancias geográficas, la pobreza, la exclusión y la discriminación étnica. Un combo perfecto que solo beneficia a los abusadores.
Finalmente, a propósito de las lamentables declaraciones de los ministros de Educación y de la Mujer, el enfoque intercultural es fundamental. No para hacer pasar los delitos como “prácticas culturales”, sino para comprender, desde una mirada territorial, las dinámicas locales y los patrones socioculturales que aún persisten y que sostienen las desigualdades de género en comunidades diversas.
*Gestora Cultural piurana. Reside en Cajamarca.
Gestora Cultural con más de diez años de experiencia en el diseño y ejecución de proyectos sociales, políticos y culturales en el sector público y privado. Con experiencia en docencia cultural e investigación. Actualmente, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Civil Transparencia. Reside en Cajamarca