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Cese al fuego y al juego, por Ramiro Escobar

“En el propio Israel comienzan a notarse disidencias respecto de esta represalia sin límites desatada por el primer ministro Benjamín Netanyahu”.

Pasan los meses y la tragedia en la franja de Gaza no cesa. El último ataque israelí contra un campo de refugiados en Rafah, en un lugar donde se supone que había seguridad, ha sido ya de una crueldad inenarrable.

¿Quién puede parar esto? Tras este último embate, han protestado cancillerías de varios países, incluyendo la peruana, mientras la calle universitaria y ciudadana hierve de indignación en varias partes del mundo. Lo central, sin embargo, es que la única manera de neutralizar esta deriva violentísima es aumentar la presión política y diplomática, desde varios frentes.

Estamos justo en el umbral que separa la protesta de lo efectivo. El retiro del embajador brasileño de Tel Aviv, el reconocimiento de Palestina por parte de España, Noruega e Irlanda, así como el avance del proceso en la CIJ contra Israel, son señales que caminan en esa dirección. Pero no son suficientes. Algo que debería ocurrir es una mayor reacción de los países de la comunidad árabe que, si bien han tenido palabras de condena, mantienen un perfil relativamente bajo en relación con la gravedad de la situación. Hay un cálculo estratégico en ello, para no malquistarse con Estados Unidos.

Hay también un temor, al interior de estos países, por cualquier protesta que se salga de control, como en los tiempos de las revueltas árabes del 2011. Solo que lo que ocurre ya es demasiado como para que se queden en esa media voz. La historia les pasará factura de este episodio y lo mismo le ocurrirá a Biden, quien parece decidido a perder las próximas elecciones.

En el propio Israel comienzan a notarse disidencias respecto de esta represalia sin límites desatada por el primer ministro Benjamín Netanyahu. Se exige su renuncia, se pide negociar, se alerta sobre el creciente desprestigio internacional de un país tan notable por otras cosas, como la ciencia y la tecnología. Se siente que, al fin de cuentas, no va a valer la pena toda esta masacre.

El cese al fuego y este juego de cálculos debe terminar YA. No para contentar a Hamás, como falsamente se argumenta. Menos para disparar la islamofobia o el antisemitismo. La negociación es la única opción real cuando el sufrimiento ha invadido la escena. La negociación es la única opción real cuando el sufrimiento ha invadido la escena.

Ramiro Escobar

Meditamundo

Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.