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Literatura útil para presidentes, por Augusto Álvarez Rodrich

(Resumen de un artículo muy interesante de Ariel Dorfman).

La política sería un mejor espacio para los ciudadanos para los que sus autoridades supuestamente gobiernan, si es que fueran personas mejor instruidas, un poco más cultas y de mayor preparación que las que ahora la ocupan con total precariedad intelectual.

Sería conveniente que, al menos, se prepararan en asuntos como lectura de la constitución, economía para dummies o un texto básico de educación cívica con dibujitos, y sería estupendo que se arriesgaran en la cultura para verse una película que no sea porno, darse una vuelta por un museo que no sea el del jamón y, por qué no, adentrarse en la literatura y leerse una novela.

Eso les daría lecciones para cometer menos errores, como acaba de demostrar el escritor Ariel Dorfman en un artículo publicado en el portal chileno El mostrador en el que comenta obras que podrían ayudar a presidentes de la región a meter menos la pata.

Empezando por el ecuatoriano Daniel Noboa para entender el error de asaltar la embajada de México y detener al ex-VP Jorge Glas, en vez de ‘solo’ negarle el salvoconducto para llegar al aeropuerto, como en El derecho de asilo de Alejo Carpentier sobre el secretario de un presidente que, al ser este derrocado, busca refugio en una embajada donde se queda largo tiempo, y realiza labores de todo tipo –hasta eróticas, al volverse amante de la mujer del embajador–, y se nacionaliza del país anfitrión para ser nombrado embajador ante el gobierno de su país natal.

Dorfman da más ejemplos: a Daniel Ortega le serviría leer a Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal para entender la vileza de traicionar a Sandino. A Javier Milei, el Facundo de Sarmiento para entender cómo acaban los megalómanos en Argentina. Bukele se beneficiaría de leer a su compatriota Roque Dalton para comprender que más vale la ternura y el humor para gobernar que la brutalidad y la sorna. A Dina Boluarte la ayudaría Conversación en La Catedral de Mario Vargas Llosa para entender que cuando la corrupción y la duplicidad se instalan en palacio de gobierno, no hay rincón del país que no quede pervertido. Y a Nicolás Maduro le serviría leer Oficio de difuntos de Uslar Pietri para sentir la vergüenza de ser otro autócrata venezolano que lleva a su pueblo a la miseria.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.