¿Cuál es el PRECIO DEL DÓLAR HOY?

El déjà vu de la censura a un ministro, por Augusto Álvarez Rodrich

Los debates y motivos de un Congreso mediocre y corrupto.

El Congreso votó anoche la censura al ministro del interior Vicente Romero tras un debate sin sustancia y en el que el indudable deterioro de las condiciones de seguridad en el país es lo que menos interesó, pues la motivación de la mayoría de los 75 censores fue por razones subalternas.

Mientras oía al congresista Fernando Rospigliosi, al inicio de la sesión de ayer, sustentar la censura a Romero, recordé una columna mía (‘La votación de esta noche’) de hace 19 años, publicada en el diario Perú.21 que yo dirigía, el 5 de mayo de 2004, el día en el que el hoy parlamentario fujimorista y entonces ministro del interior del gobierno del presidente Alejandro Toledo, enfrentaría un trance similar.

Al final, Rospigliosi fue censurado, luego de lo cual el congreso procedió a votar otra censura contra mi columna de ese día, a iniciativa del parlamentario Alfredo ‘el gordo’ González, por decir que “ser censurado por un parlamento mediocre y corrupto constituye un galardón político”. Moción que, para confirmar que yo estaba en lo cierto, también fue aprobada.

Sorprende cómo el Perú de hoy se parece tanto, en lo malo, al de antes, lo cual se evidencia en que las mociones de censura a Romero vinieron de dos partidos profundamente corruptos y mediocres como Perú Libre, interesado en que no capturen a su líder ya condenado por ratero y prófugo Vladimir Cerrón, y a la banda del crimen desorganizado que es hoy Acción Popular, lo cual lleva a sospechar por dónde va la cosa. Vocación por la corrupción que transpira todo este pobre Congreso.

Rospigliosi sustentó su exposición diciendo que el argumento que se ha desarrollado para que no se censure a Romero es que su reemplazo puede ser peor. Lo cual se parece, curiosamente, a lo que escribí hace dos décadas: “El principal perjudicado sería el gobierno, pues el sucesor de Rospigliosi estaría entre un ‘Sanabria II’ —es decir, un inoperante metido en irregularidades— y un militar, lo que proyectaría la señal de que la única salida para un gobierno tambaleante es la represión, lo cual sería el comienzo de su fin”.

Lo planteado en la columna de hace dos décadas sigue vigente, pero peor, en el Congreso de hoy: más mediocre y corrupto que nunca. O como siempre.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.