En el Perú la idea de un tren invita sobre todo a la nostalgia. Recordamos a los ferrocarriles desaparecidos como señas de un tiempo de esfuerzos industriales en el siglo XIX o temprano siglo XX. Esto también toca a los pocos trenes que sobrevivieron: Lima a Huancayo, con un ramal a Huancavelica; Cusco a Machu Picchu. Los demás son más bien temas de arqueología.
Entre los ferrocarriles que siempre anhelaron algunos visionarios está la famosa línea entre Tumbes y Tacna, un sueño longitudinal en competencia con el asfalto, que finalmente ganó la carretera Panamericana. Luego está la docena o más de ferrovías de penetración desde la costa, un tema en el que existen deseos, muñones, planes, todo en nombre de transportar ricas producciones a la costa.
Ahora se ha empezado a hablar de un ferrocarril de Lima a Barranca (algunas versiones dicen Pativilca, unos kilómetros más allá). Sería el descendiente del proyecto de un tren de Lima a Huacho, propuesto a fines del siglo XIX, pero que no cuajó. Algo parecido le pasó al de Lima a Pisco. El nuevo argumento para el ferrocarril del norte chico es el megapuerto de Chancay.
PUEDES VER: Metro de Lima: usuarios destruyen mobiliario de estación Bayóvar por incidente en sistema de ingreso
La versión va más o menos así: el puerto agigantará el tránsito de carga y personas en todo el norte y la Panamericana, que ya está agotada, no se dará abasto para esa nueva exigencia. No está claro por qué un nuevo tren en lugar de ampliar la carretera, pero la explicación irá apareciendo en el debate. Es un hecho, empero, que el camino al norte necesita mejor infraestructura.
¿Por qué destino en Barranca o Pativilca, localidades con menos de 80.000 almas entre las dos? Debemos entender que está relacionado con las necesidades de expansión del nuevo puerto y el acceso desde Lima. También con que en un mundo de containers los vagones son más prácticos y económicos que los camiones, que crean sus propios problemas de transporte.
Quizás un argumento más para el tren al norte es que, además de servir a Chancay, también mantendría la vigencia del Callao, podría aliviar el transporte urbano en la parte norte de la capital. Aunque los rieles del ferrocarril central, que cruzan Lima, nunca han servido para eso.
Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).