Un reciente estudio de Ipsos precisa que el 84% de los piuranos se sienten inseguros en las calles y el 72% señala que esta situación ha empeorado en los últimos meses. Hemos pasado de una delicada percepción a una grave realidad, en donde calles, restaurantes, carreteras y cualquier esquina es tomada por la delincuencia motorizada, armada hasta los dientes y que no dudará ni un segundo en disparar a matar. No hay policía, no hay serenazgo, no hay vigilancia. Sin seguridad ciudadana, pronto tampoco habrá comercio y tampoco habrá prosperidad; y la ciudad se hundirá en un abismo de desgobierno y miseria.
En un extenso recorrido por el centro de la ciudad de Piura, lo que más puede llamar la atención es la cantidad de calles tomadas por desaliñados sujetos que las han convertido en enormes estacionamientos informales de motos lineales. Centenares de motos, una al lado de la otra, cuadra tras cuadra, aparcadas en línea amarilla sin que nadie se atreva a imponer orden, a pesar de que existe la ordenanza municipal N° 254-00-CMPP-2018, que prohíbe el estacionamiento total o parcial de todo tipo de vehículos en las vías rígidas. Entonces, ¿el alcalde de Piura es un incapaz que no puede imponer orden alrededor de su municipio o sus funcionarios se hacen de la vista gorda?
Frente al caos vehicular impera la ley del más bribón: el servicio de transporte público puede usar un óvalo como paradero, mientras el policía mira su celular. Un mototaxista puede dar vuelta en U donde se le ocurra o esperar que el semáforo cambie de color en la mitad de la pista. Una moto lineal puede utilizar las veredas como autopistas y ofrecer servicio de trasporte público, a pesar de estar prohibido…
Ya es hora de que alguien quiera “comerse el pleito”, imponer respeto, hacer cumplir la ley, multar a las bestias al volante, embargar los vehículos y cambiarle la cara a Piura.
Tenemos un gobernador regional, un alcalde y un general de la PNP, que sumados solo terminan restando: no hay principio de autoridad, no hay planificación frente a las lluvias, no hay descolmatación del río Piura y la delincuencia ha tomado por asalto cualquier rincón de la otrora apacible Piura. Algunos piden que salga el Ejército a resguardar las calles y, ahora que la PNP está en la luna, no suena tan descabellada la idea.
Piurano, Comunicador Social y Administrador. Fui periodista más de un lustro y desde hace una década trabajo en Relaciones Comunitarias, pero siento que entre ambas profesiones existe una similitud: la sensibilidad social. Me gusta leer y escribir, tengo cuentos sin publicar y una novela a mitad de camino por falta de inspiración y valentía.