Yamandú Orsi es el nuevo presidente de Uruguay

Resaca de una bomba en la discoteca, por Augusto Álvarez Rodrich

‘Es la economía y la seguridad, ¡estúpidos!, lo que pide la gente’.

La inseguridad y las carencias económicas familiares ya son —y lo serán cada vez más— los temas más calientes en la preocupación ciudadana, mucho más que los vinculados al adelanto electoral, como creen algunos activistas notorios —y notables seguramente— contra la presidencia de Dina Boluarte.

Es lo que esta columna ha venido sosteniendo desde hace tiempo, para ofuscación de algunos que sostienen que la protesta contra el Gobierno debe concentrarse en el planteamiento del adelanto electoral con el grito de guerra ‘esta democracia ya no es democracia’.

La gente sí está muy molesta con la democracia, pero no tanto por lo que señalan esas voces, sino, como lo demuestran las actitudes de la población hacia la política en la región —Latinobarómetro o Barómetro de las Américas—, por la incapacidad de la democracia para solucionar problemas cotidianos de la gente, como la inseguridad, las penurias económicas, además de la salud y educación mediocres.

Es decir, ‘esta democracia ya no es democracia’ porque el sistema no provee condiciones básicas para la calidad de vida de las poblaciones más pobres, como la seguridad. Eso explica, por ejemplo, que hoy los peruanos sean los más insatisfechos con su democracia en la región, y los salvadoreños los más satisfechos.

La inseguridad domina cada vez más la atención ciudadana, con expresiones desde el comentario del presidente del BCR, Julio Velarde, anteayer en el congreso de que es un factor que erosiona la perspectiva de la inversión, hasta las convocatorias masivas que se están produciendo en muchas partes —desde San Juan de Lurigancho y Pachacámac en Lima— y que contrastan con las protestas raleadas por el embate inaceptable del congreso contra la JNJ.

El análisis de prospectiva política sirve para identificar los factores determinantes detrás de las tendencias y la generación de escenarios futuros, pero no los hechos concretos que sirven de catalizadores, los cuales suelen estar en lo no posible de prever, desde un presidente que un día decide suicidarse políticamente con un golpe absurdo, hasta una bomba en una discoteca en SJL que puede terminar siendo el detonante de un fenómeno de gran impacto político y social.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.