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Transfobia desatada, por Lucia Solis

‘‘Que mujeres y hombres trans, así como personas no binarias, puedan acudir a los servicios higiénicos que mejor se acomoden con su identidad no es peligroso, por el contrario, instrumentalizar a niños y niñas para atacar a la población transgénero (…) sí lo es’’.

Resulta innegable que la transfobia, la intolerancia y el deseo de atacar cualquier avance en derechos de las personas de la diversidad sexual y de género ya no se ocultan ni se buscan disimular. Prueba de ello es el video de una mujer quejándose de la señalética de los baños en el aeropuerto Jorge Chávez que se viralizó el último fin de semana.

El aviso en el baño de mujeres al que la usuaria hace referencia y que indica que puede hacer uso de los servicios higiénicos ‘‘toda persona con identidad femenina’’ no es solo un cartel. Se trata, también, de una forma de reafirmación para las personas trans; de saber que su identidad es válida, reconocida y tomada en cuenta ante cualquier tipo de impedimento de acceso en una sociedad como la peruana.

‘‘¿Eso quiere decir que un hombre que se siente como una dama puede ingresar al baño de mujeres donde están mujeres y niñas?’’, pregunta la mujer al personal del aeropuerto en el video viral. No, eso quiere decir que pueden entrar todas las personas que se identifican como mujeres o se sienten más cómodas con la identidad femenina. Por ejemplo, una mujer trans o una persona no binaria.

La pregunta de la usuaria es efectiva y puede tener impacto especialmente en quienes aún creen, de forma intencional o no, que las mujeres trans son hombres disfrazados o que solo ‘‘se sienten como tal’’. ¿Es eso lo que piensa la protagonista del video y tantos otros sobre cada persona que acudea a baños en aeropuertos, buses, ciertos restaurantes y otros espacios en donde no hay servicios higiénicos separados por género?

Afirmar que un ‘‘hombre’’ puede entrar a los baños del Jorge Chávez y violentar a niñas y mujeres no solo es esencialista, sino también profundamente transfóbico porque lo que hay detrás de esta supuesta preocupación por la infancia es la idea de que las mujeres trans no son realmente mujeres. Una concepción que lleva a ataques verbales, físicos y hasta al asesinato de miles de personas transgénero todo el tiempo y en todo el mundo.

Que mujeres y hombres trans, así como personas no binarias, puedan acudir a los servicios higiénicos que mejor se acomoden con su identidad no es peligroso, por el contrario, instrumentalizar a niños y niñas para atacar a la población transgénero cuestionando y bloqueando sus derechos sí lo es.

De acuerdo a datos recogidos por los Centros de Emergencia Mujer, en cerca del 90% de casos de abuso sexual infantil los agresores fueron hombres cisgénero; padres, padrastros y tíos de las víctimas que, además, permanecen en sus entornos tras los ataques. Generar (falsa) alarma con argumentos basados en el mero odio solo provoca mayor discriminación y violencia.

Lucia Solis Reymer

Casa de Brujas

Periodista y editora de género en Grupo La República. Licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y máster en Estudios de Género por la Universidad Complutense de Madrid.