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La resistencia ibérica, por Ramiro Escobar

“Cierto deseo por convivir en la pluralidad ha emergido de las urnas. España ha resistido el embate de las ultraderechas europeas”.

Ha caído el telón de los resultados electorales en España y, más allá de los números difíciles y los enredos negociadores, me parece que hay algo contundente: la mayoría de la sociedad española no se casa con la extrema derecha, con los cucos levantados por VOX con absurda fruición, y hasta con el absurdo propósito de traer al presente un leve viento de franquismo.

No es solo un asunto político, es también cultural. ¿Cómo creían los miembros de dicha agrupación —y del despistado Partido Popular— que iban a tomar las mujeres españolas, tan empoderadas, que llegue al Gobierno un grupo que haría retroceder sus derechos? ¿Por qué iba a ser aceptable tratar a la comunidad LGTBI casi como un grupo de apestados?

La atmósfera que se respira en España, hace décadas, difícilmente procesaría esos delirios antiderechos. Tampoco las tremebundas dudas sobre el cambio climático, que exponen algunos miembros de VOX. O las febriles propuestas contra la inmigración. Era demasiado. Y el habilísimo Pedro Sánchez, vencedor político (no electoral), de los comicios, lo vio claro.

Exagerando un poco, afirmó que se corría el peligro de que, el 24 de julio del 2023, los ciudadanos se levantaran y se dieran cuenta de que retrocedieron a la mitad de los años 70 del siglo pasado. Cuando aún gobernaba el ‘generalísimoFrancisco Franco. No iba a ser así, obviamente; pero el solo hecho de que rondaran aires conservadores tan vetustos, asustaba.

En otras palabras: VOX, y el PP con una actitud casi sumisa ante esta agrupación, pretendieron asustar a los votantes del centro hacia la derecha y terminaron asustando ellos mismos a buena parte de la población. Lo que, para el candidato popular Alberto Núñez Feijóo (un centrista dentro del PP), pudo haber sido una victoria fluida, terminó convirtiéndose en un pantano.

Aparentemente, quienes ahora cortarían el jamón ibérico electoral serían los independentistas catalanes de Junts per Catalunya. Sus votos son vitales para que Sánchez vuelva a formar Gobierno en el sistema parlamentario español. O para que Núñez Feijóo intente lo imposible. Por eso se han puesto exigentes y han dicho que “no se moverán un milímetro de su posición”.

En catalán radical eso significa exigir un referéndum de autodeterminación, algo inviable legalmente. Pero a los independistas les ha ocurrido algo similar a lo que le pasó a VOX: han perdido relevancia y bancadas, mientras los socialistas ganaron posiciones en Cataluña. Por donde se le mire, entonces, las mayorías ciudadanas no quieren radicalismos sociales o políticos.

Cierto deseo por convivir en la pluralidad ha emergido de las urnas. España ha resistido el embate de las ultraderechas europeas que ya gravitan fuertemente en Finlandia, Francia, Grecia, Hungría e, incluso, en Alemania. Es como si se hubiera puesto un cartel que dice “lo siento, tíos, acá no es”. Porque poner en el reino un Gobierno de ese tipo iba a ser, literalmente, un follón.

Ramiro Escobar

Meditamundo

Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.