Al fondo hay sitio tiene razón, por Marisa Glave

“Las labores de cuidado en el país han sido vistas siempre como actividades secundarias, cuando en realidad son el eje de la reproducción social. Ellas sostienen la vida”.

July, trabajadora del hogar en Al fondo hay sitio, se va a la huelga al descubrir que su empleadora, la Maldini, no ha formalizado su contrato de trabajo. La serie hace bien en difundir un problema serio en el país: la informalidad de las trabajadoras del hogar.

Como señala el proyecto Valora de CARE, el 92% de trabajadoras del hogar se encontraría en la informalidad. Es decir, sin contrato de trabajo, sin reconocimiento de derechos laborales como gratificaciones, vacaciones o aún más grave, sin seguridad social.

Desde el 2018 hay cambios importantes en la legislación peruana. Para empezar, se ratificó el convenio 189 de la OIT. Este convenio, de carácter vinculante, mandata al Estado peruano a reconocer en igualdad a las trabajadoras del hogar, es decir, no pueden tener un régimen especial que permita –como viene ocurriendo– sistemas de servidumbre sin derechos plenos. Tras esta ratificación, varios proyectos de ley fueron presentados y el 2020, en plena pandemia, el Congreso aprobó la Ley 31047, Ley de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar.

Esta nueva ley está en implementación y lo que resulta claro es que hay un grupo muy grande de personas que desconoce su existencia. Justamente ahí radica la importancia de la pelea entre July y la Maldini. Ninguna de las dos sabía de la existencia de la ley. La trabajadora, al tomar conocimiento, ejerce otro derecho laboral esencial, la huelga, para exigirle a su empleadora su cumplimiento. Los capítulos cierran con la firma del contrato laboral.

CARE reporta que el 2,3% de la PEA ocupada son personas trabajadoras del hogar. De las cuales, más del 96% son mujeres, quienes más del 50% tienen secundaria completa y se encuentran arriba de los 45 años. Esto pone de relieve la importancia de la seguridad social, tanto el acceso al sistema previsional como al sistema de salud. En el caso de la ONP, hay 71.000 mujeres trabajadoras del hogar afiliadas, lo que representa menos del 25% del total de trabajadoras del hogar, pues, según Enaho, serían en el país 406.000 al 2022. Cabe señalar que esta cifra puede ser menor al dato real, ya que hay un número grande de trabajadoras que no llega a registrarse. En el caso de Essalud la cifra es aún peor. Solo 60.000 trabajadoras del hogar están aseguradas.

Es responsabilidad de todas y todos tomar conocimiento de esta ley y valorar debidamente la actividad de cuidado que realizan las trabajadoras del hogar. Hagamos un esfuerzo por difundir el contenido de la ley, así como por promover el cumplimiento de la misma.

Las labores de cuidado en el país han sido vistas siempre como actividades secundarias, cuando en realidad son el eje de la reproducción social. Ellas sostienen la vida.

Marisa Glave

Desde la raíz

Socióloga, con un máster en Gestión Pública, investigadora asociada de desco, activista feminista, ecologista y mamá.