El casi infinito de Ida Vitale

Por Carmen Rivera. La uruguaya Ida Vitale, Premio Cervantes 2018, inicia su inspiración poética en la infancia a través de la lectura de los poemas que encontraba en los periódicos cada mañana.

“Expectantes palabras,/ fabulosas en sí,/ promesas de sentidos posibles,/ airosas,/ aéreas,/ aireadas,/ ariadnas” (Vitale, 2023).

La uruguaya Ida Vitale, Premio Cervantes 2018, inicia su inspiración poética en la infancia a través de la lectura de los poemas que encontraba en los periódicos cada mañana. A ellos les debemos el nacimiento de sus primeros versos “Sólo acepto este mundo iluminado / cierto, inconstante, mío./ Sólo exalto su eterno laberinto/ y su segura luz, aunque se esconda” (Vitale, 2022).

En el juego metafórico, casi mágico de sus palabras, Ida nos seduce con el imaginario propio de la creación, aparece el conflicto de la pasión y el temor, lo apacible y lo adverso en el conjunto, la individualidad; como si nos estuviera examinando, “El otoño presagia traslados; traslada los presagios, gasta sus espléndidos velos en rituales oscuros” (Vitale, 2012). Salen desde el interior huellas de recuerdos, vivencias que no se ocultan, una necesidad de adueñarse de lo terreno, dejando de lado el acto cómplice de borrar lo escrito y leído entre apenas dos: el yo y el tú.

El premonitor nombre “Ida” es acaso como el desplazamiento de su poesía en nuestro espacio más secreto; implica un tal vez en las armonías desafinadas que provoca, reta y enfrenta “Como este pájaro/ que espera para cantar/ a que la luz concluya, / escribo entre lo oscuro,/ cuando nada hay que brille/ y llame de la tierra (Vitale, 2004).

Entonces aparece “Vitale”, respira, aspira ese viento que nos envuelve y desempaca; su producción literaria el mejor testigo: veinte poemarios y catorce libros en prosa; su misma vida, es consecuente con su inspiración “El sobresalto fuera del poema y dentro del poema, apenas aire contenido. Leer y releer una frase, una palabra, un rostro”. Ida Vitale