Arden las calles

"Veo en la televisión a un grupo de empresarios hablar de un Perú como su caja chica. Esos peruanos sin escrúpulos son una vergüenza. Siempre apoyaron el caos, pero, como las turbas crecen, ahora agarran pánico".

Quise escribir sobre el libro “Temporadas internacionales de fútbol en Perú. 1924-1974”, obra del investigador Antenor Guerra-García; pero más me ganó la calle. No es este un país regular. Hildebrant decía que “ver y escuchar a Dina Boluarte es asistir a una clase maestra de ignorancia y estupidez”. Y esta vez no le faltaba razón.

Veo en la televisión a un grupo de empresarios hablar de un Perú como su caja chica. Esos peruanos sin escrúpulos son una vergüenza. Siempre apoyaron el caos, pero, como las turbas crecen, ahora agarran pánico. Y tienen a la señora Dina Boluarte, que dice que Puno no es Perú.

O sea, full racismo que habla en nombre de la derecha que la desprecia y la usa y que es la semilla del resentimiento nacional y el gen de la discriminación y el ninguneo, como afirma el Chato. Y añade que la presidenta es rehén de la derecha y se ha vuelto eco malicioso de esa Policía fujimorista que traza la agenda y decide que San Marcos es una trinchera del senderismo.

Lo siento, tengo que volver a lo de Hildebrant: “Gracias a la jefa de Estado y ‘a sus múltiples anuencias, el fujimorismo derrotado por tercera vez el 2021 gobierna el 2023’. No solo el fujimorismo: los representantes de la derecha más proclive al fascismo la aplauden, señora presidenta”.

Voy a volver a este país, que, como dice Francisco Durand, es un Perú con tres economías yuxtapuestas en distintos niveles: la formal, la informal y la delictiva. La formal es la de las empresas modernas que tributan. La informal, la de muchas pequeñas y microempresas, el esforzado peruano que vive de su negocio y sortea los obstáculos sustrayéndose a la legislación laboral y fiscal para sobrevivir. Y la delictiva que, como su nombre lo indica, se hace al margen de la ley y abarca el narcotráfico, el contrabando, las mafias de funcionarios, como el Perú del ‘Chapo’ Guzmán o Pablo Escobar.

Y lo siento por mis hijos y nieto “Formulita”, que heredan lo de Toledo, Alan García y Ollanta Humala, y luego Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino y Francisco Sagasti, interinos todos, y el pobre Pedro Castillo, el más malo de todos.

Con carreteras cerradas y una crisis que tarde o temprano nos cae en la crisma. Será lo peor. Yo soy profesor en San Marcos y este mes no me pagarán porque el pueblo se metió y quemó las planillas. O sea, el caos total. Yo que proclamo la rebeldía, y la horda me deja sin sueldo. Gracias, Perú.

Eloy Jáuregui

Animal urbano

Cronista, poeta y profesor en la Universidad de Lima. Estudios en Lingüística y periodismo. Editor en la mayoría de los medios peruanos y corresponsal en revistas del extranjero. Autor de una treintena de libros sobre comunicación, lenguajes alternativos y culturas urbanas. Con premios en Casa de la América y Prensa Latina (Cuba) y Etecom-Perú.