Concluido el mandato de Pedro Castillo, se esperaba que el nuevo régimen de Dina Boluarte emprendiera la recuperación de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) con la designación de un eficiente profesional en la materia, para que emprendiera la tarea de poner a la entidad al servicio del Estado y no del gobierno de turno.
Sin embargo, según la propia jefa de Estado lo mencionó, nombró al coronel EP (r) Juan Carlos Liendo O’Connor “por recomendación” de alguien que no identificó, pero que sería el anterior jefe de este en la Comisión de Defensa, el congresista José Cueto Aservi. Por los antecedentes de Liendo, es muy probable que hará de la DINI un instrumento de los grupos políticos de ultraderecha que respaldan al gobierno transitorio de Boluarte.
Liendo no solo repite mentiras como el falso fraude electoral en las elecciones presidenciales. También propaga la apocalíptica versión sobre la existencia de un plan terrorista para intentar de nuevo capturar el poder. Es un discurso peligroso porque justifica el uso de la violencia y criminaliza cualquier forma de disidencia. Eso era la esencia del fujimontesinismo: todos son terroristas, hasta que demuestren lo contrario.
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De hecho, pocas horas antes de su designación como jefe de la DINI, cuando le pidieron que opinara sobre las protestas en distintas partes del país, Liendo aseguró: “En cada lugar donde se ataca a la policía y a las fuerzas del orden (léase Fuerzas Armadas), hay un objetivo político y eso se llama insurgencia terrorista”.
Es decir, para el nuevo jefe de la DINI, toda manifestación, protesta u oposición respecto al poder es terrorismo. Es el mismo pensamiento del exasesor presidencial fujimorista Vladimiro Montesinos y del exjefe del Destacamento Colina del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), el mayor EP (r) Santiago Martin Rivas.
Incluso si las fuerzas del orden reaccionan usando sus armas y se registran víctimas mortales, los responsables no son los uniformados sino los terroristas, argumenta Liendo. Mientras Boluarte lamentaba la veintena de fallecimientos durante las protestas a manos de las fuerzas de seguridad, Juan Carlos Liendo estaba exultante de felicidad.
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“Gratamente he podido apreciar a un Ejército entrenado, disciplinado, actuando de forma eficiente con el uso de las armas. (...) Ha habido bajas lamentables, pero instigadas por el terrorismo”, argumentó.
Las víctimas de las matanzas del Destacamento Colina –Barrios Altos, La Cantuta y El Santa– no eran terroristas. Pero, según el pensamiento Montesinos-Martin-Liendo, sí lo eran porque murieron como parte de la guerra contra el terrorismo; así como los muertos de las protestas en Ayacucho y Andahuaylas fueron responsabilidad de la “insurgencia terrorista”. Con Liendo al mando, la DINI terminará en una fosa clandestina.
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