Horror sin final vs. final de horror, por Augusto Álvarez Rodrich

Boluarte debe renunciar para que esto acabe ya de una vez.

Esta columna lo anunció muchas veces, más de lo razonable, pero volverá a hacerlo una vez más pues la realidad lo impone: el horror sin final que muchos creían que sería el lustro, acabará siendo un final de horror.

Lo hicieron posible, por un lado, un presidente inepto y corrupto que protagonizó un golpe de estado circense que ahora su corte explica que no fue golpe pues el autor estaba drogado y él es medio idiota pues no sabe lo que lee o dice.

Por el otro lado, un congreso más mediocre y corrupto que Pedro Castillo, y que ayer se negó a adelantar la elección para priorizar su interés particular ante el colectivo, sin darse cuenta de la indignación que genera en una población cada vez más impaciente.

El país es hoy un polvorín debido a la protesta legítima de un sector de la ciudadanía frustrada, por un lado, por haber confiado en un presidente elegido sin fraude, pero que acabó siendo, él mismo, un fraude por embustero, ladrón y pobre diablo; y, por el otro lado, por estar escandalizada por la persistencia suicida del congreso al no darse por notificado del desprecio que le tiene la población, y seguir tratando de quedarse todo el tiempo (im) posible.

Pero el país también se ha convertido en un polvorín en (gran) parte por “la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror gracias a la actuación criminal de bandas organizadas que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”, que es como DRAE define ‘terrorismo’ y como antaño se llamaba a los actos de Sendero Luminoso, aunque ahora quieran llamarle ‘vandalismo’.

Eso fue lo que el gobierno de Castillo organizó, financiando desde el estado a gente del Movadef —en la DINI sigue un general (r) puesto por él que promovía la liberación de Abimael Guzmán— y con un discurso violentista que el expresidente lanzaba cada día en palacio.

Si no hay cómo evitar que explote la bomba molotov que es la situación actual del país, pues ni el congreso ni el gobierno pueden hacerlo, mejor sería que la presidenta Dina Boluarte acelere el final con su renuncia. El Perú va a mejorar, que nadie lo dude, pero antes va a empeorar más. Si es así, pues mejor acelerar el final de horror para salir del horror sin final en el que aún seguimos.