Desde antes que se pusiera la banda presidencial el 28 de julio de 2021, a Pedro Castillo lo han querido destituir a como dé lugar. Sus contrincantes desde la derecha intentaron prevenir que asumiera la presidencia, alegando fraude cuando no lo hubo.
A lo largo de los 15 meses desde entonces, las diferentes agrupaciones de derecha están unidas en su afán de remover a Castillo. Ahora están intentando vacarlo por tercera vez, tras dos tentativas fallidas. No han logrado su cometido, a pesar de que el gobierno de Castillo es muy débil, con un nivel de aprobación de solo 25% y con acusaciones múltiples de corrupción en su contra.
¿Acaso los congresistas detrás de los intentos de remover a Castillo no se dan cuenta de su propia debilidad? El Congreso tiene un nivel de aprobación aun mas bajo; en los últimos meses ha oscilado entre 8 y el 15% según encuestas nacionales.
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La ciudadanía percibe que el presidente no está gobernando y que habría corrupción en su entorno y en la que él mismo podría tener responsabilidad. A su vez, perciben que el Congreso está insistentemente enfocado en derribar al presidente, pero no demuestra la misma energía para encontrar soluciones para hacer frente a las necesidades urgentes de una población acosada por la inflación, el subempleo y las pérdidas ocasionadas por la pandemia. Bien podría aplicarse la frase “do-nothing Congress” —el Congreso de la inacción— que el presidente de Estados Unidos Harry Truman lanzó en 1948 contra el Congreso controlado en ese momento por la oposición republicana. Pero también contra el mismo presidente.
En medio del entrampamiento entre el Ejecutivo y el Congreso y la grave crisis de gobernabilidad, se estremeció la política la semana pasada con la presentación por parte de la fiscal de la nación de una acusación constitucional contra el presidente Castillo. La constitucionalidad de su accionar ha sido duramente cuestionada. Aparte de eso, varias voces han criticado esta acción como una nueva maniobra de la derecha que, a falta de los votos para vacar al presidente, busca otras formas de removerlo de Palacio de Gobierno para tomar ellos el poder.
Castillo ha solicitado la activación de la Carta Democrática, ante lo que él argumenta es un intento de golpe de Estado. Sea exagerado o no, la decisión de los miembros estados de la OEA de tomar en serio su solicitud y enviar una misión de observación puede ayudar al país a salir del entrampamiento actual. La OEA podría ayudar a generar espacios de diálogo para salir del impasse actual, o para facilitar una transición en la cual se convoquen nuevas elecciones generales.
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Seguir entrampado lleva a que persista la ingobernabilidad y la ineficacia de la gestión del presidente Castillo y se creen espacios para una salida autoritaria a la crisis. Eso puede ser lo que algunos sectores buscan, pero cuando se juega con fuego, el resultado más probable es que todos saldremos quemados.
Doctora en ciencia política por Columbia University. Profesora en George Mason University y Asesora Principal de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), investiga sobre violencia política, autoritarismo, derechos humanos, y justicia transicional en América Latina.