Estrenando gabinete

“Todo esto quiere decir que en verdad Castillo se está manejando sin gabinete, ganando alguito de tiempo, y añadiendo algunos puntos a la confusión universal”.

El famoso nuevo gabinete de ancha base, con un primer ministro de centro, y por tanto ajeno a Perú Libre, está creando algunos extraños escenarios. En uno de ellos la cosa parece estar en manos del Acuerdo Nacional. En otro es la Iglesia católica la que va a definir el asunto de la mano de Pedro Castillo.

Si la designación del nuevo gabinete en efecto tiene que ver con el AN, entonces habrá que esperar por lo menos su próxima asamblea, a fines de este mes. No se entiende cómo las opiniones de tantas agrupaciones pueden llegar a ponerse de acuerdo en un gabinete completo. Vista más de cerca, la versión sobre un gabinete AN no tiene ningún sentido.

Pensamos que ni Pedro Barreto ni Max Hernández llevaron a Palacio su propuesta de cambios como representantes institucionales, sino con base en sus respectivos prestigios personales. Esto lleva a pensar que el proceso de designación será el mismo que se ha venido dando hasta ahora, con el presidente decidiendo las cosas.

Pero mientras Castillo va deliberando hay un gabinete completo que circula como si nada hubiera pasado y, más sorprendente, como si nada fuera a pasar. El primer ministro sigue hablando de Hitler, atacando a los medios independientes, y fracasando en la solución de un paro contra el gobierno en Cusco.

Mientras tanto, Vladimir Cerrón se dedica a atacar a un nuevo gabinete que todavía no existe, y a decirle a Castillo que los únicos cambios que él puede hacer son hacia la izquierda. Obviamente teme que su cupo de seis ministros antivacancia termine lanzado a la calle, donde la cosa no está muy acogedora para PL.

Todo esto quiere decir que en verdad Castillo se está manejando sin gabinete, ganando alguito de tiempo, y añadiendo algunos puntos a la confusión universal. No descartemos que Barreto y Hernández pudieran estar siendo mecidos. O quizás la búsqueda de gente idónea viene resultando particularmente difícil.

Estamos, pues, ante un típico caso de ver para creer. Mientras tanto los conflictos siguen, y PL los aprovecha para hacer campaña electoral oficialista y opositora al mismo tiempo. No descartemos que uno o más cerronistas aparezcan en el nuevo gabinete, eclesial y centrista, de ancha base.