Migrante

“Sobre este punto cabría recordar que ninguna persona es ilegal. Su situación puede que sí lo sea, pero la persona no. Y de las 41 personas detenidas...”.

Hoy es Noche Buena, un momento de comunión familiar, de celebración de la vida juntos y de la esperanza que producen los nuevos nacimientos. En Navidad conmemoramos uno en especial, el de un niño que nació dos mil años atrás en un pesebre, en medio de un viaje forzoso de sus padres, que, como muchos migrantes en el mundo, se veían conminados a volver a su tierra.

Volvimos alegre un momento de gran adversidad. Este nacimiento era el triunfo de la vida sobre el infortunio. Frente a la vulnerabilidad en la que se encontraban los padres, que no pudieron garantizar mejor lugar para el nacimiento que un poco de heno robado a los animales del pesebre, la estrella de Belén sirvió de guía para la llegada de la solidaridad.

La figura de los tres reyes magos, portadores de regalos hermosos, es en realidad una metáfora. Es un mensaje a la sociedad para reconocer en el nacimiento de un niño pobre migrante, en medio de una situación considerada ilegal en su momento, al rey de reyes.

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El miércoles, a tres días de Navidad, se organizó una deportación de 41 venezolanos sin respetar mínimos del derecho internacional humanitario. Se hizo una “leva” nocturna y se juntó a todas las personas que simplemente no tenían papeles al día en el Perú. A los llamados ilegales.

Sobre este punto cabría recordar que ninguna persona es ilegal. Su situación puede que sí lo sea, pero la persona no. Y de las 41 personas detenidas, mantenidas en un calabozo en la madrugada y luego llevadas al grupo aéreo número 8, donde esperaban a ser deportadas, ninguna, por favor repitan conmino NINGUNA, tenía proceso o antecedentes o investigación en curso en el Perú. De la revisión de los expedientes, 23 de ellos tampoco tenían ningún antecedente policial o penal en su país de origen.

Resulta grave, en medio de este fallido espectáculo, porque solo hubo espectáculo y no deportación, la presencia del presidente. Es popular hoy el discurso xenófobo. Lo es porque hay una precarización inmensa de los sectores populares, agravada por la pandemia. Porque hay una sensación de competencia por los pocos recursos disponibles. Pero la solución no es la exaltación de la xenofobia, del egoísmo y la crueldad.

Presidente Castillo, no se puede proclamar igualdad, justicia y solidaridad, a la par que perseguir así a un sector altamente vulnerable. Son personas que migran porque la situación económica, social y política de su país no les deja otra alternativa. No se olvide que nuestra sociedad, la peruana, es una sociedad migrante. Más de tres millones de compatriotas se fueron, la gran mayoría en momentos de crisis económica y política. Se fueron con dolor, dejando familia, amigos. Pero con esperanza de encontrar una oportunidad en otras tierras.

No hagamos a los migrantes en el Perú lo que no quisiéramos que les hagan a nuestros compatriotas en el extranjero.

Marisa Glave

Desde la raíz

Socióloga, con un máster en Gestión Pública, investigadora asociada de desco, activista feminista, ecologista y mamá.