La propuesta de vacancia y las investigaciones periodísticas sobre una lobista que ronda palacio de gobierno, y locales informales anexos, dejan la sensación de película ya vista. Aunque mejor sería considerar que evoca una miniserie que se viene repitiendo desde el 2016. Ya no hay Odebrecht ni ‘Club de la Construcción’ en el guion, solo han conseguido una lobista que ha puesto plata en varias campañas, un puente y algo más por ahí seguramente. No es mucho, pero es lo que hay, suficiente para armar una narrativa que acompañe la iniciativa de invocar la incapacidad moral permanente. La corrupción en palacio siempre ha existido, lo nuevo es que ahora se arman mejor las historias de vacancia. Cosas que se aprenden cuando ya no se está en el poder.
Es cierto que el tema va tomando forma si se considera que hace pocos días nos enteramos de que la plata ya no se pone solo bajo el colchón. Varios políticos en la oposición han adelantado, sin caer en el spoiler, que la investigación al ex asesor presidencial revelará muchas más cosas. Deben pensar que es asunto de seguir apuntando porque, como suele ocurrir en algunas películas de acción, los “enemigos” siempre salen al fresco, en plena balacera, para caer fulminados. Cuentan con la colaboración del gobierno. Es indudable que todo lo denunciado es grave y debe ser investigado, pero sabemos que hay investigaciones que a un sector del Congreso le interesa abordar y otras que prefiere olvidar. Los criterios de moralidad se aplican, inmoralmente, ahí donde convienen.
El pedido de vacancia no solo es la continuación del pedido de nulidad de las elecciones. Por las características de la marcha del sábado, donde las banderolas de candidatos distritales de Renovación Popular fueron más que evidentes, parece que otra motivación es la candidatura a la alcaldía de Lima por parte de López Aliaga. Digamos que Cerrón no es el único que cree que agudizando las contradicciones logrará mayor respaldo. Una estrategia que no asegura el éxito porque el voto en este tipo de contienda suele incluir otras consideraciones, pero el momento político podría favorecer una agenda de este tipo.
No es aceptable que un gobierno que salió elegido, en parte, por el rechazo a la corrupción en la política actúe de manera semejante. Pareciera que la “identificación con el agresor” fuese un elemento presente en la conducta de varios en el gobierno, “si lo hicieron ellos, por qué no yo”, dirán. Es un comportamiento que se debe seguir denunciando y que debe ser investigado por las instancias pertinentes. Pero más de un constitucionalista ha repetido que lo conocido hasta ahora no da para pedir una vacancia, ni siquiera para discutir su posibilidad.
Agrupaciones como AP y APP, importantes al momento de sumar votos a favor o en contra de una moción de este tipo, vienen mostrando una actitud reactiva frente a los pedidos de la extrema derecha. Se ha dicho que las movilizaciones sociales de los últimos años muestran una actitud ciudadana hacia la política que no tolera el abuso y el comportamiento antidemocrático, pero que solo reacciona cuando se ve amenazada, que no tiene capacidad para articularse, proponer de manera consistente. Algo parecido ocurre con estas agrupaciones. Tienen los votos, reaccionan ante las iniciativas de la extrema derecha, pero no lideran. La agenda está copada por las propuestas extremas y su teatral puesta en escena. Cerrón o Bellido en unos momentos, López Aliaga o Chirinos en otros, son protagonistas de planteamientos que se rechazan, pero que no llevan a que luego se propongan alternativas contundentes. Quienes deberían hablar en voz alta y proponer no terminan de articular propuestas claras y precisas. Van navegando, buscando no mojarse hasta las próximas elecciones. La democracia tiene que hablar fuerte si no quiere vestirse de luto.
lopez aliaga
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