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Confianza y vacancia

“Derechistas más moderados y centristas se han inclinado hacia la idea de que los peores aspectos del gobierno pueden ser frenados”.

Algunos analistas sostienen que la nueva ley promulgada sobre confianza le abre el camino a una vacancia de Pedro Castillo. El argumento es que una vez libre del peligro de ser disuelta, una mayoría del Congreso intentará lo que quiso hacer desde el primer momento. La otra idea es que el Tribunal Constitucional va a mantener esa ley en su sitio.

De dar una ley de interpretación auténtica para poder negar la confianza sin ser clausurado a poner en marcha una vacancia presidencial hay un salto lógico bastante largo. Con la nueva ley el Congreso cuenta con un instrumento para arrinconar a Castillo. Uno pensaría que eso disminuye la necesidad opositora de vacarlo.

El tema de la vacancia parecía haber retrocedido a partir de que Castillo empezó a tomar algunas decisiones razonables desde un punto de vista no izquierdista. Así la presidencia entró en un modo de ver para creer, algo parecido al beneficio de la duda. Las medidas de Castillo siguieron viéndose extrañas, pero ya no tan peligrosas.

Es cierto que la derecha más enconada ha mantenido en todo momento el propósito de retirar a Castillo del poder. Pero derechistas más moderados y centristas se han inclinado hacia la idea de que los peores aspectos del gobierno pueden ser frenados, y que este puede ser enrumbado hacia una gestión más o menos provechosa.

Pero los casi 80 votos a favor de la nueva ley corresponden a otro tipo de discurso: ha sido el temor a que el Ejecutivo utilizara la espada de Damocles de la disolución para paralizar el rol fiscalizador del Congreso. Ha habido allí una percepción de Pedro Castillo como un político con una agenda esencial y soterradamente antidemocrática.

Desde la perspectiva de los intereses políticos, la idea de la vacancia tiene varios ángulos. La derecha pura y dura la ve como un camino hacia la liquidación de la izquierda. En otros sectores la vacancia aparece como un río revuelto repleto de nuevas oportunidades. Luego está la ultraizquierda desembarcada por Castillo y con sangre en el ojo.

Que la nueva ley sobre confianza haya fortalecido una marcha hacia la vacancia presidencial no es una conclusión automática. Pero ciertamente la posibilidad tiene que ser tomada en cuenta. Castillo lo va a hacer. Ahora hay que esperar su reacción.

La República

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