Hay una enfermedad que les arranca la vida a muchas personas todos los días, que destruye familias, acaba con ilusiones y trunca futuros. Una pandemia que, si no nos mata, nos deja secuelas imborrables.
Ocurre casi en nuestras narices, a vista y paciencia. De vez en cuando nos preocupa e indigna, aunque muchas veces sea solo para “la foto” o salir a marchar enarbolando banderas en las que realmente no creemos ni nos compromete. Es solo cuestión de moda.
Esa pandemia, de larga data, ha provocado que a diario 16 mujeres no lleguen a sus hogares, según la Defensoría del Pueblo. En lo que va del año 3.400 mujeres han sido víctimas de desapariciones forzadas, sumiendo a sus familias en la desesperación. Datos de la Comisión Interamericana de Mujeres dan cuenta de que las cifras en Perú son tres veces más altas que en otros países de la región.
¿Dónde están?, ¿por qué nadie las busca, además de sus seres queridos?, ¿qué hace el Estado por ellas? ¿Qué hace cada uno de nosotros?
Esa misma pandemia ataca sin piedad a las niñas. De enero a julio ha provocado 551 partos de niñas menores de 14 años y 7 partos de menores de 10 que se suman a la dramática cifra oficial de 1.162 ocurridas en 2020. Una investigación del portal Salud con Lupa revela que los casos de niñas obligadas a convertirse en madres se han triplicado en el país.
Estas niñas han sufrido violencia sexual y son revictimizadas por un sistema que impone barreras para aplicar el aborto terapéutico. Especialistas le señalaron a Salud con Lupa que los responsables de practicar un aborto seguro a estas niñas dilatan el proceso para superar el plazo legal establecido para una intervención.
Esta pandemia no es otra cosa que la violencia ejercida contra las mujeres, niñas y adolescentes. A diario nos topamos en la prensa y redes sociales con dramáticos llamados de auxilio para encontrar desaparecidas o exigiendo justicia por un feminicidio.
Urge concientizar y desarrollar políticas públicas preventivas y hacer cumplir la ley. ¿Cómo hacerlo cuando quienes dirigen el país no reconocen siquiera su propio machismo? Está claro que no será con un taller sobre derechos femeninos, por más bien intencionado que sea. Empecemos, por lo menos, con la consecuencia antes que el interés político.
Periodista de profesión. Ha trabajado en diversos medios de comunicación. Fue parte del equipo fundador de Canal N donde se desempeñó como Productora General, posición que también ocupó en ATV + participando desde la concepción del proyecto. Fue productora general del portal de noticias Espacio 360 y tiene experiencia en comunicación corporativa.