¿Meritocracia o nepotismo?... ¡amiguismo!

Para entender al distraído caballero del sombrero feliz.

La mayoría de nombramientos en el gobierno son contradictorios con la promesa de un presidente que ofreció que la meritocracia sería el criterio fundamental, aunque mejor sería conveniente explorar qué entiende el caballero del sombrero por meritocracia.

El presidente Pedro Castillo destacó en su mensaje inaugural la importancia que tendría la revisión de las condiciones personales para el cargo de quienes se nombre en el sector público.

En el caso específico del ámbito militar señaló que “reforzaremos la institucionalidad de las fuerzas armadas teniendo presente la meritocracia, antes que el amiguismo para los ascensos”.

Y, de candidato, Castillo dijo el 25 de mayo que “todos estamos a favor de la verdadera meritocracia, eso se debe encaminar desde el punto de vista social: de los maestros, padres, pensando en la educación, no desde arriba”.

Como eso no es lo que se ve hoy, vale la pena una visita al diccionario, donde se constata que meritocracia es un “sistema de gobierno en que los puestos de responsabilidad se adjudican en función de los méritos personales”.

Eso es, en efecto, lo que no está ocurriendo ahora. El gabinete ministerial es, salvo contadas excepciones, una colección de forajidos e ineptos, y es lo mismo que está ocurriendo en la administración pública por una serie de designaciones de personas sin condiciones profesionales ni académicas y sí, en cambio, con unas hojas de vida que parecen prontuario. Ver, por ejemplo, los escándalos en Provías.

También, mientras el presidente Castillo acaba de nombrar en la crucial Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) a alguien evidentemente sin condiciones para el puesto como José Luis Fernández Latorrre, un amigo suyo de Chota, posterga y pone en peligro la continuidad de alguien tan valioso para dirigir el BCR como Julio Velarde.

Quizá sea que el presidente Castillo, tan distraído que ahora quiere inventar de nuevo la contraloría general, confunde meritocracia con amiguismo, tal como el excanciller Héctor Béjar describió, sin sonrojarse el gabinete: “Una combinación de familiares, amigos de familiares, gente que ha hecho favores de distintos tipos, desde prestar una camioneta hasta alquilar una casa y otras operaciones desconocidas para mí”.

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Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.