¿Cómo llegamos hasta aquí?

“Si hemos llegado hasta aquí es también porque se satanizó a la izquierda progresista acusándola de comunista, retrógrada y hasta autoritaria”.

La primera crisis del Gobierno de Castillo polarizó más los ánimos y llevó a acusaciones de un lado y otro sin que nadie asuma responsabilidad alguna. ¿Cómo llegamos hasta aquí?

Uno de las principales causas radica en que en la segunda vuelta los votantes de Castillo y Fujimori decidieron respaldarlos sin condición alguna. A pocos días de la primera vuelta alertamos sobre que, basados en los mismos ánimos que estaban predominando entonces, cualquiera de los dos se sentiría tentado a imponer lo que tenía entre manos.

Es lo que ha intentado Cerrón con el primer gabinete. ¿Alineado con Castillo? Todo parece que sí. ¿Y dónde quedó el rol que jugarían Nuevo Perú y Juntos por el Perú? Si bien hasta la proclamación de Castillo podía entenderse que no existían condiciones para marcar la cancha y plantear condiciones, la juramentación del jueves de Anahí Durand y Roberto Sánchez transmitió que no solo había falta de coherencia, sino también de estrategia.

El mejor ejemplo de que había espacio para negociar sucedió ese mismo día, cuando Pedro Francke decidió no jurar, y Castillo y Bellido tuvieron que ceder a las condiciones de Francke y de Aníbal Torres. ¿Fueron suficientes? ¿Era posible poner la valla más alta? ¿Les será posible consolidar un bloque para contrarrestar a Cerrón y los cerronistas del gabinete? Veremos. Pero lo que ha quedado claro es que, políticamente, tenían y tienen el espacio y la responsabilidad de definir sus objetivos, una estrategia y los límites de su presencia en el Gobierno.

Entonces, ¿la izquierda y el “caviarismo” son los únicos responsables de esta situación? La derecha y el fujimorismo también la tienen. Comencemos por la campaña electoral. Si hemos llegado hasta aquí es también porque se satanizó a la izquierda progresista acusándola de comunista, retrógrada y hasta autoritaria. Si era tan peligrosa, ¿cómo así Francke se convirtió en símbolo de la responsabilidad económica del Gobierno de Castillo? ¿Francke ha cambiado tanto en los últimos seis meses?

Veamos más atrás. Si las posturas radicales han ganado terreno es porque en los últimos 30 años la derecha que hoy alerta sobre el riesgo de la radicalidad y el autoritarismo se comportó igual, y cuando no lo hizo, lo toleró y hasta lo aplaudió. Ahí están como expresiones máximas Aldo Mariátegui, Lampadia y ahora Willax; y Álvaro Uribe como ponente principal de la CADE Ejecutivos.

Es la misma derecha que pedía que política y economía fuesen por “carriles separados” (ahí están las consecuencias), mientras en paralelo defendían un modelo que iba de espaldas a la realidad social. Libre mercado sin competencia y oligopolios por doquier; utilidades corporativas de país próspero con ingresos familiares de sobrevivencia, pero clasificados de “clase media”.

Finalmente, es necesario recordarle al votante fujimorista de segunda vuelta que ha pretendido reafirmar que tenía razón en que la opción menos mala era Fujimori, que con ella estaríamos en otro gran lío; tal vez no en lo económico, pero muy parecido en lo político e institucional y, sin duda alguna, peor en materia de corrupción y del sistema de justicia. Si ella hubiese ganado, ¿no tendríamos un gabinete funcional a la mafia, a la corrupción y al autoritarismo fujimorista?

Lo mejor que podría hacer la izquierda y la derecha democráticas es poner las barbas en remojo. Lo que toca ahora es frenar cualquier intento autoritario y la posibilidad de que se genere una crisis económica más profunda. O nos alineamos en conceptos mínimos, o Cerrón tendrá el espacio para polarizar aún más al país.

Gabinete Bellido B&N

Gabinete Bellido B&N