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Las elecciones del 2022

“Aunque no le sirva de mucho, esta es una elección que, por motivos de imagen, Castillo no puede permitirse perder, en términos de un limitado conteo de gobernadores”.

Cronológicamente las próximas elecciones regionales y municipales están a poco más de un año de distancia, pero hay factores que políticamente las acercan. En la teoría buena parte de todos esos votos deberían ir a candidatos de Pedro Castillo, pero eso no se puede dar por descontado. Regiones y municipios a menudo tienen juegos propios. Entrar institucionalmente a las grandes ligas políticas es su permanente reclamo, pero todavía no lo logran.

El partido ganador les ha hecho promesas importantes, todas siguiendo las líneas de sus reclamos, casi todos en términos de mayores competencias administrativas y económicas. Pero mucho de eso tendría que pasar por un Congreso donde el gobierno no tendrá mayoría, y además quizás desde Palacio muchas de esas ofertas se pueden ver más complicadas, sobre todo desde la perspectiva de la caja fiscal.

¿Le sería útil a Castillo ganar muchas regiones? En el 2002 el Apra ganó 12 de las 25 regiones, pero no le sirvió de mucho. En el 2006 eso se redujo a dos. En términos generales las autoridades políticas locales piden al gobierno central mucho más de lo que le dan. Lo cual ha venido propiciando un clima de descontento en las dos partes.

En este tipo de elecciones siempre le ha dado un mayor volumen general de votos a la suma de los partidos locales, si bien por un estrecho margen. Esto significa una tendencia a preferir candidatos independientes, y dentro de ello moderados, antes que radicales o vinculados a alguno de los partidos llamados nacionales.

Aunque no le sirva de mucho, esta es una elección que, por motivos de imagen, Castillo no puede permitirse perder, en términos de un limitado conteo de gobernadores. Si pierde, quizás lo consuele saber que el apoyo de la Asamblea de Gobiernos Regionales nunca ha podido contrarrestar los embates del Congreso. Ni para PPK ni para Martín Vizcarra.

La idea más optimista para el presidente en este tema es que regiones y municipios van a estar llenos de aspirantes a Castillo (y a Vladimir Cerrón), lo cual izquierdizará el ambiente electoral, incluso en localidades inesperadas. Probablemente aparecerá con fuerza la figura del candidato izquierdista independiente, léase no oficialista. Quizás para entonces Perú Libre candidatee con una bandera así.

La República

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