La palabra pandemia ha comenzado una nueva vida. Del nicho epidemiológico que ocupaba junto a epidemia, como infección que afecta a todo el mundo, pandemia ha pasado a servir para todo tipo de comparaciones. Ahora hay en las noticias pandemias de todo tipo, y la palabra va camino de significar algo así como un problema muy difundido.
El nuevo uso más frecuente es en pandemia de corrupción, claro. Pero también he leído ahora último, pandemia de accidentes de tránsito. En realidad la aplicabilidad del término es casi universal apenas entramos al terreno de los problemas que parecen imposibles de solucionar. Aunque se presta más a unos casos que a otros.
La palabra también se está aplicando a problemas que no solo son muy difundidos, sino que ya tienen un largo tiempo sin prestarse a una solución. El ejemplo del tránsito también es bueno para esto. Aunque el uso cronológico no tiene nada que ver con el sentido original del término, más allá de una común desesperación frente a males que no cesan.
La idea de la corrupción como pandemia es sugerente. No solo por la gran difusión de la práctica. Luego está la noción de que la corrupción va contagiando el cuerpo social, en un proceso corruptivo que puede terminar tomándolo todo. Aunque viene implícito que la corrupción es, como el Covid-19, un asunto de personas en contacto, y no tanto de instituciones sociales. Lo cual es en buena medida un error.
Los deslizamientos de la palabra pandemia hacia otras áreas pueden ser exactos o no, pero evidencian que la difusión del coronavirus por el mundo nos está haciendo percibir el carácter de totalidad social, incluso mundial, de muchos otros problemas. A veces no es la palabra en sí, sino la dinámica del mal lo que sale a flote, como en la nueva percepción de la desigualdad.
Mientras el término pandemia es secuestrado por otros espacios que lo necesitan, va empezando a vivir una nueva vida en la imaginación de las personas. Por lo pronto ha reemplazado a la palabra cáncer, menos privada, pero igual de letal, hubiera dicho Susan Sontag. Mientras tanto los especialistas en el virus se esfuerzan en defender la precisión de su vocabulario frente a los periodistas.
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