Pedro Cateriano duró 19 días como premier; sin embargo, más allá de los intereses y/o razones del Legislativo, ¿realmente a quién fue dirigido su discurso para ganarse el voto de confianza? Seamos sinceros, muchos de los votos se conversan, se negocian fuera de cámaras pero ¿qué mensaje le quedó a los peruanos?
En cuanto a salud, más allá de las metas presupuestales, nos queda claro que, de acuerdo a Cateriano, todo está “encaminado hacia”, el Perú “busca insertarse” en…es decir, nada muy concreto, excepto el lanzamiento de una campaña para que la gente “no baje la guardia” frente al contagio. Quizá una propuesta interesante -aunque lejana- en este punto fue la de crear una Rectoría del Sistema de Salud a cargo del Minsa para articular esfuerzos, aunque la propuesta recién sería enviada al Congreso en dos meses, es decir, casi siete meses después de que empezara esta catástrofe sanitaria.
Personalmente, otra gran decepción fue el anunciado “nuevo impulso a la economía”: menos de tres líneas del discurso acerca de mitigar el incremento de la pobreza a través de los bonos (¿ya se terminaron de cobrar los anteriores?) y expandiendo los programas sociales. En cuanto al empleo, la primera medida anunciada fue extender el teletrabajo, pese a que el diagnóstico muestra que el sector informal es el más afectado. Por otro lado, después de 5 meses, aún no se llega a revisar ni la mitad de solicitudes de suspensión perfecta y el procedimiento de pago del bono para los trabajadores suspendidos se inició el 1 de agosto.
El patrón del discurso fue el mismo al mencionar la inversión privada: “La minería es la columna vertebral de la economía del Perú”, dijo Cateriano en un discurso que ya parecía de unas cuántas décadas atrás. “Para quienes creen que la extracción produce daños ecológicos, hay que indicar que ahora la tecnología permite que esto no ocurra”, “reducir por lo menos en seis meses el proceso de consulta previa” y “culminar la actualización de la Base de Datos para identificar a nuestros pueblos originarios”. Lo único positivo de todas estas frases es el reconocimiento de que no contamos ni siquiera con un mapeo de dónde están nuestras comunidades indígenas y campesinas. Aún así, Cateriano ofrecía recortarles el poco aplicado derecho a consultarles. El resto sobre este punto era agilizar, facilitar, reducir procedimientos, requisitos, regulación para las mineras.
Seguro, el Congreso suele jugar sobre sus propios intereses. Pero quizá sería bueno preguntarse de vez en cuando: los peruanos que escucharon a Cateriano, ¿le hubieran dado un voto a favor? ¿Es este discurso compartido por el presidente Vizcarra? Si es así, nos queda mucho por replantear.
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