Pedro Cateriano: a la derecha sí hay sitio

Ojalá el 2021 el país opte por una opción de derecha, alejada del centrismo mediocre de los últimos lustros, que sea capaz de enrumbar al país.

No hay nada más perjudicial para la marcha de un buen gobierno –sea de la naturaleza que sea- que la disparidad ideológica o la divergencia programática. Ese signo atravesaba el gabinete Zeballos y es por eso que la designación de Cateriano en el Premierato debe saludarse.

Doble razón de felicitación es que ese golpe de timón haya sido hacia la derecha, orilla ideológica de la que proviene el actual Premier, ya que ese perfil es el más adecuado para acometer una de las tareas básicas que le toca enfrentar al gobierno en el año y pocos días que le restan, como es la reactivación económica. El Presidente ha leído bien la crisis.

Vizcarra, por lo demás, no es tampoco un hombre de izquierdas. Su trayectoria política y empresarial lo ubican en un centro derecha desarrollista. Huelga decir que es natural, en consecuencia, que arme un gobierno de ese perfil. Más bien, el gabinete Zeballos, antes que a alguna similitud doctrinaria, respondía a cercanías amicales. Ese es otro punto a favor del gabinete Cateriano. Ni el Premier ni el Presidente son amigos. Indica un upgrade político de Vizcarra que se anime a conformar gobierno más allá de su círculo de confianza, histórico o político.

Lo que le conviene al Perú los próximos lustros es un gobierno de derecha o centroderecha, dependiendo de la radicalidad que se le quiera imprimir. Claramente liberal, es decir, capaz de generar un capitalismo competitivo alejado de los cartabones mercantilistas que han identificado la transición post-Fujimori e inclusive buena parte de los 90.

Nos hemos quedado a medias en el camino del desarrollo máximo de las potencias productivas del capitalismo en el Perú (hasta un marxista ortodoxo debería convenir en ello). A las reformas del fujimorato no les sucedió la misma velocidad para continuarlas. Lo que se ganó en democracia desde el 2000 se perdió en revolución capitalista. Es hora de retomar ese rumbo.

A los angustiados amigos de la izquierda habría que recomendarles, sin embargo, sosiego. Cateriano tiene en el mejor de los casos frente a sí un año. Será casi imposible emprender grandes reformas o tomar decisiones controversiales (por ejemplo, sacar adelante los necesarios proyectos mineros Tía María o Conga), así que lo más probable es que solo veamos un impulso mayor a la inversión privada, que ha estado latente por culpa de los antiempresariales esfuerzos del gabinete anterior. Aunque con ello ya estaremos en mejor pie para afrontar el desafío de salir lo más rápido posible de la recesión en curso, está muy lejos de ser el Armageddón liberal que teme la izquierda nativa.

Ojalá el 2021 el país opte por una opción de derecha, alejada del centrismo mediocre de los últimos lustros, que sea capaz de enrumbar al país a un rápido desarrollo y a la construcción de un Estado fuerte, en capacidad de brindar salud y educación públicas, seguridad y justicia dignas y equitativas. En esa perspectiva, si acaso sirviera de demostración adelantada de las bondades de ese modelo, cabe extenderle los mejores votos a la gestión de Cateriano.

-La del estribo: excelente la puesta en escena de Muerde. Es un monólogo interpretado estupendamente por Alfonso Dibós –quien muestra un continuo proceso de maduración actoral- y dirigido por el dramaturgo argentino Francisco Lumerman. Es el primer estreno original de TEVI, una plataforma digital iberoamericana que nace como respuesta al devastador cierre de las salas de teatro. Va todos los viernes a las 20.30. Cuesta 20 soles y se adquieren las entradas en www.tevi.live.

La República

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