Temblor de magnitud 4,8 se reportó esta tarde en Lima

Acuerdos por el bien común

El presidente de la República y distintas voces están manifestando la necesidad de promover un diálogo amplio y de generar un consenso para salir de esta crisis sin dejar a nadie afuera. El espacio del AN podría ser tomado en cuenta.

Por: Javier M. Iguíñiz Echeverría, secretario ejecutivo del Acuerdo Nacional

El Acuerdo Nacional (AN) se creó en el 2002 con un objetivo político: consolidar la recién restaurada gobernabilidad democrática. La ciudadanía se hizo presente. Hoy estamos en otro momento crucial. El Covid-19 y una obligada crisis económica compiten por nuestra atención. ¿Cómo hacer para que nadie sobre en el Perú?

La pandemia obliga a priorizar la vida y todavía tendremos, hacia adelante, bastantes meses en ese esfuerzo. Pero el enfrentamiento del hambre, recrudecido por el masivo desempleo y el antiguo y generalizado desamparo social, no puede esperar a mejores tiempos. El AN aporta una experiencia a evaluar para ver hasta qué punto está a la altura de estos retos. Sin pretensiones, podría ser una parte de los muchos esfuerzos necesarios para no dejar a nadie afuera. El afecto por el país y la necesidad de legitimidad social de las diversas élites peruanas presentes en el AN han impulsado a consensos que priorizan el bien común. Se consensuaron 35 políticas de Estado, con ese norte, es cierto que no vinculantes, pero aún así con incidencia en el quehacer político.

A lo largo de sus 127 sesiones, así como del diálogo en sus otras instancias, se ha comprobado que en el AN prima la voluntad de sus miembros de llegar a consensos y, para ello, en cada deliberación, están dispuestos a ceder respecto a sus posiciones iniciales. Un buen acuerdo es el que deja a todos un tanto insatisfechos, pero es lo suficientemente valioso para ser aceptado. El diálogo es significativamente representativo, dado que es la única instancia en el Perú -y quizá en el mundo- que reúne al Gobierno en sus tres niveles, a los partidos políticos con representación parlamentaria y a las principales organizaciones de la sociedad civil; horizontal, ya que todas las opiniones tienen el mismo peso; y respetuoso, pues quienes piensan diferente son vistos como adversarios y no como enemigos. Su neutralidad se refleja en una frase reconocida por todos los miembros: “el gobierno es parte del AN, pero el AN no es parte del gobierno”.

El AN es, sobre todo, un espacio de diálogo, que se ha ido fortaleciendo y sus miembros se han ido renovando. La representación de los partidos políticos y del Poder Ejecutivo varía con cada Elección General, se han incorporado otras organizaciones de la sociedad civil y se ha ampliado la participación a los gobiernos regionales y locales. En diversas ocasiones, el AN ha extendido su convocatoria a otras instituciones para procurar que más voces estén debidamente representadas. Por ejemplo, el documento Objetivos de la reforma de salud fue solicitado por organizaciones del sector salud y del gobierno y, tras 150 días de huelga, se elaboró y aprobó en el AN, con la participación de todas ellas. Otro consenso más reciente y amplio es la Visión del Perú al 2050, trabajada con CEPLAN, que implicó un proceso de diálogo y consulta en todas las regiones del país, para recoger las aspiraciones y meditadas refl exiones de la ciudadanía.

El presidente de la República y distintas voces están manifestando la necesidad de promover un diálogo amplio y de generar un consenso para salir de esta crisis sin dejar a nadie afuera. La experiencia y el espacio del AN, con las reformas y lo cambios de agenda que hagan falta, podría ser tomado en cuenta para contribuir al logro de estos fines.

La República

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.