Reino Unido: Johnson se culpa de las más de 100.000 muertes por COVID-19
Sumido en una imparable tercera ola, el país registró otro récord de la pandemia. “Asumo total responsabilidad de todo”, aseguró el primer ministro.
La cifra oficial de fallecidos por coronavirus en el Reino Unido desde que comenzó la pandemia superó este martes 26 de enero la barrera de los 100.000, tras registrarse hoy 1.631 nuevas muertes.
El Gobierno británico ha contabilizado, en total, 100.162 fallecidos por la COVID-19 en un plazo de 28 días tras haber dado positivo en un test. Sin embargo, el número de certificados de deceso ―en los que se cita la enfermedad entre las causas— asciende a 103.602.
El primer ministro británico, Boris Johnson, admitió “total responsabilidad” sobre estos decesos y por las políticas de su gobierno.
“Lamento profundamente cada una de las vidas que se han perdido y, por supuesto, como primer ministro, asumo total responsabilidad de todo (lo que ha hecho el Gobierno)”, afirmó en rueda de prensa tras anunciar el balance de 100.162 muertos desde el inicio de la crisis sanitaria.
Reino Unido, enfrentado desde diciembre a una nueva cepa de coronavirus más contagiosa y posiblemente más letal, se convirtió el martes en el primer país de Europa en superar esta cifra de fallecimientos.
Enfrentado a una imparable tercera ola desde el descubrimiento en el sur de Inglaterra de esta variante del virus, más contagiosa según científicos británicos, el país ha sido muy criticado desde el principio de la pandemia por sus políticas erráticas.
Tardó en suministrar material de protección al personal sanitario, dudó en imponer a la población el uso de mascarillas —que sigue sin ser obligatorias en el exterior y algunas personas evitan incluso en interiores—, se resistió a aplicar el primero (marzo-junio) y segundo (noviembre) confinamientos y a controlar los viajes internacionales.
Ahora, pese a que todo el país está confinado por tercera vez, con las escuelas cerradas, desde hace semanas no cesa de batir récords de muertos y los hospitales siguen superados frente al aumento de pacientes con síntomas graves.
En el país más castigado de Europa por la pandemia, su ejecutivo se enfrenta a incesantes críticas desde que se registró el primer muerto por COVID-19 el 5 de marzo de 2020 y poco después se comprobó que el país no tenía capacidad para realizar pruebas de diagnóstico ni rastrear eficazmente los contactos.
Para convencer al ejecutivo de instaurar el primer confinamiento, un epidemiólogo advirtió que de no hacerlo podrían registrarse 250.000 muertes. Tras hacerlo, las autoridades sanitarias consideraron que si se limitaban los fallecimientos a 20.000 sería “un buen resultado”.
Con información de EFE y AFP.