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Abiy Ahmed, de recibir el Nobel de la Paz a llevar a Etiopía al borde de la guerra civil

Según los expertos, el primer ministro del país africano, que fue comparado con Nelson Mandela y Barack Obama, muestra ahora su verdadera personalidad ante el mundo.

El sorpresivo nombramiento de Abiy como primer ministro en 2018 se produjo después de meses de protestas contra el gobierno. Foto: The Free Press Journal
El sorpresivo nombramiento de Abiy como primer ministro en 2018 se produjo después de meses de protestas contra el gobierno. Foto: The Free Press Journal

Al comienzo de la semana pasada, el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, se mostraba como un estadista con una visión de paz y prosperidad, con un traje a medida. Días después, cambio de modo drásticamente, salió en televisión nacional con una chaqueta de bombardero oscura para anunciar un ataque bélico contra una jurisdicción etíope.

Sorprendentemente, Ahmed de 44 años había ordenado al Ejército responder a un presunto ataque mortal contra una base militar del Gobierno por parte de las fuerzas locales en la provincia de Tigray.

Al día siguiente, altos generales de Etiopía hablaron de estar “en guerra” en medio de reportes de duelos de artillería, mientras que las autoridades de Tigray afirmaron que aviones habían bombardeado zonas de su capital.

El contraste entre ambas modalidades del premier fue intenso, al igual que entre los primeros días de Abiy en el poder en 2018, (cuando los ciudadanos compararon al joven líder reformador con Barack Obama, Mikhail Gorbachev, Justin Trudeau y Nelson Mandela), y el tiempo sombrío en la actualidad.

“Uno no asciende en las filas de la inteligencia militar y la coalición gobernante en Etiopía y se convierte en el Sr. Buen Chico. Simplemente no sucede”, expresó el experto regional de la Universidad de Londres, Martin Plaut.

El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió el viernes “una reducción inmediata de las tensiones y una resolución pacífica de la disputa”. Foto: AFP

El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió el viernes “una reducción inmediata de las tensiones y una resolución pacífica de la disputa”. Foto: AFP

“La narrativa de Abiy el reformador está sobrevalorada”, dijo Tsedale Lemma, editor en jefe de la revista de noticias independiente Addis Standard en Addis Abeba, capital etíope. “Me temo que el autoritarismo en toda regla es el próximo paso”, añadió.

Cuando llegó al Gobierno, su estilo informal, carisma y energía impresionaron después de décadas de gobierno opaco y represivo. En rápida sucesión, Abiy reordenó su gabinete, despidió a funcionarios controvertidos, levantó las prohibiciones de los medios de comunicación, liberó a miles de presos políticos y puso fin al estado de emergencia.

Durante su gestión, Etiopía enfrentó escasez de divisas, desigualdad social, falta de empleo para miles de graduados, daños ambientales y una acentuada sed de cambios. No obstante, logró un histórico pacto de paz con Eritrea, poniendo fin a uno de los conflictos más duraderos de África y ganó el Nobel de la Paz 2019.

General Berhanu Jula, jefe adjunto del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Etiopía. Foto: AFP

General Berhanu Jula, jefe adjunto del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Etiopía. Foto: AFP

Pero el distinguido premio pudo haber sido un punto de quiebre. Desde entonces, los problemas se han multiplicado, todos decaídos por la pandemia de la COVID-19. “Abiy ha perdido la mayor parte de su base de apoyo en Oromia; ha dejado el orden político en el sur profundamente desorientado (...) y ahora está al borde de lo desconocido con la gente de Tigray”, manifestó Lemma.

Parece que ahora han empezado hostilidades entre el Estado y Tigray. “Dada la fuerza de las fuerzas de seguridad de Tigray, cualquier conflicto bien podría prolongarse”, señaló International Crisis Group en un reporte reciente.

Ahmed Soliman, de Chatham House en Londres, sostuvo que las consecuencias de un conflicto en toda regla serían “indescriptibles” para Etiopía y África oriental. “Etiopía ha experimentado una transición difícil en los últimos años, pero sigue siendo la piedra angular diplomática de la región”, explicó.