"Tratan de imponer un absolutismo principista que lo que esconde es su miedo a que se sepa la verdad". ,La inminencia de un acuerdo, el primero, de colaboración con Odebrecht tiene tan nerviosos a algunos que plantean a viva voz un falso dilema moral para defender sus intereses. La idea es boicotearlo: priorizan la reparación civil, que podría ser pagada tarde, mal o nunca, tras procesos muy engorrosos, a la entrega de información. Priorizan el dinero ante las revelaciones, que es lo que en realidad sirve para poder sanar y conocer qué poderosos traicionaron al Perú. Dicen que el acuerdo es entreguista, que cómo es posible que perdamos la dignidad permitiendo que Odebrecht o las consorciadas (como si las empresas o personas jurídicas tuviesen voluntad propia y no dependiesen de seres humanos) puedan seguir contratando con el Estado. Olvidan que es solo una primera parte, que pueden venir otros acuerdos a los que se podrán acoger otras empresas consorciadas en otros proyectos. Tratan de imponer un absolutismo principista que lo que esconde es su miedo a que se sepa la verdad, sí, aquellos quienes no se despeinan por el hecho de que el Cristo del Pacífico haya marcado nuestra capital con el hierro candente de la corrupción disfrazada de deidad, como una res. Es una verdad selectiva, aquella que le conviene a Toledo, Humala, Villarán, PPK y hasta Vizcarra, vociferan. Acusan a los medios “mermeleros” (entendiendo por “mermelero” todo aquello que se mueva con lo que discrepan) de la concentración de apoyar este acuerdo, porque Graña, el implacable patrón, está metido en la danza brasileña. Ni Humala, que está hasta el cuello y estuvo preso, se queja. Solo reclaman los apristas y los fujimoristas. Los mismos que defendían, precisamente, al ex fiscal de la nación. ¡Es tan evidente! Lo que hizo Pedro Chávarry, en plena celebración de año nuevo, era la contraprestación (por poco se baja el acuerdo). Con Chávarry afuera, extracción prohibida, pero filmada, de documentos de su oficina por medio, luego se filtra un supuesto preacuerdo, lleno de inexactitudes y rebotado por el único medio independiente, veraz y honesto de este país: Expreso.