El rescate del genio. Andrea Wulf acaba de publicar La invención de lo desconocido, libro que recoge la biografía, descubrimientos e influencias del científico.,Escribe: Carlos Villanes Cairo De Alexander von Humboldt (Berlín 1769-1859), los peruanos sabemos que descubrió la corriente submarina en el Pacífico bautizada con su nombre y un poco más, pero ignoramos que fue un auténtico polímata: geógrafo, etnógrafo, físico, zoólogo, astrónomo, climatólogo, minerólogo, botánico, oceanógrafo, vulcanólogo, ornitólogo, naturalista, auténtico explorador en las tres Américas y Europa hasta el Asia Central, pero también un gran humanista. Fue inspirador y guía de Charles Darwin, Wolfang Goethe, Henry Thoreau, John Muir, Thomas Jefferson, Simón Bolívar, y otros. PUEDES VER: Adquieren los diarios de A. Humboldt Escribió 30 libros, publicó cientos de artículos en revistas científicas y escribió miles de cartas. Durante su vida se convirtió el centro del mundo científico. Inventó palabras y fundamentó sus contenidos como isóbaras, jurásico, ecología, tempestad magnética, cosmos, ecuador magnético, etc., y centenares de vocablos con las especies vegetales y animales que iba encontrando a su paso por el ancho mundo. Advirtió, muchas veces, con extraordinaria certeza –en el siglo XIX–, sobre los peligros del cambio climático generado por las manos enfebrecidas de los hombres. Fue el último gran sabio de la historia por sus conocimientos enciclopédicos. Estudió en las universidades de Gotinga, Jena, Viadrina y Freiberg, pero se hizo más ilustrado como impenitente viajero –casi siempre a pie– , y leyendo libros, códices y tratados en varias lenguas. La escritora hindú de padres alemanes, y ahora residente en Londres, Andrea Wulf, acaba de publicar una exhaustiva biografía, los descubrimientos y la influencia de Humboldt en La invención de la naturaleza (Madrid, Taurus, 2016, 578 pp.), libro que sobre todo pretende rescatar la gigantesca obra del gran maestro. Ulf, con exquisita documentación, rastrea la dolorida infancia, los grandes desapegos de su juventud, y, luego, el atarse la manta a la cabeza y salir a recorrer la Tierra y redescubrirla con los ojos maravillados de la ciencia. Anduvo siempre por su cuenta, mientras otros científicos eran ayudados por sociedades, fundaciones o países, “pero quedaban sujetos a ellas y dejaban de ser libres”. (p. 379) “Fue un feroz crítico del colonialismo y apoyó las revoluciones en Latinoamérica…Admiraba a Estados Unidos por su concepto de libertad e igualdad, pero nunca dejó de criticarlo por no abolir la esclavitud. Era un hombre seguro de sí mismo pero tenía un afán constante de aprobación. Le admiraban por su amplitud de conocimientos, pero le temían por su lengua mordaz. Los libros de Humboldt se publicaron en una docena de idiomas y eran tan populares que los lectores sobornaban a los libreros para ser los primeros en recibir ejemplares, y, sin embargo, murió pobre”. (p. 26) La ciencia, el pueblo de a pie, y también la literatura le tienen una gran deuda: “Goethe comparó a Humboldt con ‘una fuente con muchos chorros que manan de forma refrescante e infinita, y nosotros solo tenemos que colocar recipientes debajo de ellos’. En mi opinión esa fuente no se ha secado jamás”. (p. 411) De manera profunda, con lenguaje sencillo, ameno y sugestivo, Andrea Wolf nos relata las aventuras de este intrépido explorador, el mayor científico de su tiempo, que apenas estuvo en el Perú cinco meses, entre agosto y diciembre de 1802. Ingresó al país por la sierra norte, recorrió parte de la selva y la costa hasta Lima. Nuestra patria fulgura en su libro Diario de viaje y otros escritos (1810). Le recordamos más por su descubrimiento de que el frío de la costa –madre de dunas y desiertos– no es producto de la cordillera de los Andes sino de la corriente de agua fría, que se desliza a lo largo de nuestra costa. ❧