■■ Acabo de leer el libro álbum: Si quieres ver una ballena, (Julie Fogliano y Erin E. Stead / Océano Travesía). “Si quieres ver una ballena”, comienza el libro, “necesitarás una ventana”. Y en la página siguiente añade: “y un océano”. Las primeras ilustraciones nos muestran, por su parte, a un niño sentado sobre un taburete frente a una ventana. Si estas escenas estuvieran planteadas de otro modo, asumiríamos inmediatamente que es a él a quien se dirige el narrador. Sin embargo, hay un truco: el niño está de espaldas al lector de manera que la ventana se abre tanto para él como para nosotros. Así, desde un comienzo, nos convertimos en ansiosos buscadores de la ballena.Con un ritmo pausado, la voz nos guía a través de las trampas que debemos evitar: los sillones excesivamente confortables, las mantas calentitas, el encanto de las rosas... Mientras tanto, en su silencio, las imágenes acompañan con delicadeza el tono apacible del libro. El final llega tan carente de aspavientos como la narración. Aun así, se las arregla para sorprendernos y ofrecernos una enorme alegría.