LaRepublica.pe conversó con el periodista Gustavo Gorriti sobre lo que significó el autogolpe del 5 de abril para la democracia del Perú., Pese a que mucho se ha escrito sobre el autogolpe del 5 de abril de 1992, muchos mitos creados justamente por quienes se beneficiaron del implantación del régimen fujimorista todavía siguen presentes en la mente de muchas personas. ¿Fue un Parlamento enfrentado con el Legislativo la verdadera razón detrás del autogolpe? LaRepublica.pe conversó con el periodista Gustavo Gorriti (*) para desentrañar la verdad sobre este suceso y lo que significó para la democracia peruana. PUEDES VER: El autogolpe del 5 de abril: el día que cambió la historia del Perú | VIDEO Para empezar, Gorriti señala que no es cierto que el Senado de aquel entonces no estuviese dispuesto a dialogar con el mandatario en torno a un paquete de leyes para luchar contra el terrorismo que él había enviado. Las normas que proponía el expresidente Alberto Fujimori no fueron aprobadas porque otorgaban un gran poder al SIN sin contrapeso democrático alguno. "Eran medidas absolutamente incompatibles con la democracia. Le daban un poder sin control al Servicio de Inteligencia, exigían que cualquier aparato del Estado se pusiera a su disposición y no era eficiente para solucionar el problema", dice Gorriti. Pese a esto, sí existía la voluntad de diálogo. Resulta que varios de los senadores (muchos del Fredemo) ya tenían armado un plan contrasubersivo en caso de que Vargas Llosa ganase las elecciones por lo que estaban interesados en negociar con Fujimori en la búsqueda de puntos en común. El periodista incluso recordó una anécdota que demuestra el compromiso de Felipe Osterling, entonces presidente del Senado, de dialogar con Fujimori sobre el tema. Cuando ambos se encontraron en un avión con rumbo a Asia, Osterling intentó conversar con el presidente pero este último se hizo el dormido durante todo el vuelo. En otros encuentros, evitó cruzar palabra con él. ¿La razón? La decisión ya había sido tomada: el autogolpe se iba a realizar. "No le interesó en absoluto a Fujimori hacerlo [dialogar con el Senado] porque ya estaba con el compromiso del golpe, no necesitaba otra cosa más que el pretexto. Tenían [él y Montesinos] una fecha, un plan", refirió. Gorriti explica que dicho plan fue el mismo que diseñó el general Valdivia Dueñas -quien estaba estrechamente relacionado con Montesinos- para sacar a Alan García del poder. Es por eso, cuenta Gorriti, que muchos de las detenciones que se realizaron no tienen ningún sentido en el contexto de 1992, pero sí que lo habrían tenido durante el gobierno de García. "Es un plan que lo sacaron de la veta y lo alistaron para ejecturarlo en su momento. La decisión del golpe habia sido tomada a comienzos del 91 y no tuvo nada que ver con la situación que había sino con el deseo de afirmarse en el poder y empezar a llevar a cabo un proyecto dictatorial de larga duración", explicó. Según Gorriti, el plan de Montesinos y Fujimori debía ejecutarse más adelante sin embargo un hecho adelantó los planes de ambos: la denuncia de la primera dama, Susana Higuchi, en torno a la ilegal venta de ropa donada del Japón por parte de familiares de su esposo. Tal y como da cuenta este diario en una edición pocos días antes del 5 de abril: Fuente: La República Al cierre del Parlamento, le siguieron la toma del Poder Judicial y de otros órganos del aparato estatal que terminaron copados por funcionarios complacientes con Fujimori. Pero estas instituciones no fueron las únicas víctimas: la libertad de expresión y de prensa también fueron vulneradas. Primero por una censura impuesta manu militari y luego mediante la corrupción así como con la creación de los amarillistas "diarios chicha". La idea era crear una densa cortina ante la población de desinformación y manipulación que acallara todas las voces desfavorables al régimen. Fujimori afirmó que el gobierno transitorio -bautizado como "de reconstrucción"- tenía como fin las reformas del Poder Judicial y el Congreso, la modernización y "moralización" de las instuticiones, la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, entre otros objetivos. Sin embargo cabe cuestionarse: ¿Era necesario llevar a cabo estas medidas sin los contrapesos de un gobierno democrático? Para Gorriti la respuesta es un rotundo "no". "[Fujimori] lo hubiera muchísimo mejor en democracia y lo hubiera hecho sin el robo masivo, sin el saqueo, sin la violaciones a los derechos básicos de la gente, sin la mentira improvisada, sin el encanallamiento de la sociedad que hubo despues" opina Gorriti. Una opinión que fue compartida por el fundador de este diario, Gustavo Mohme Llona, quien rechazó este acto con un editorial en donde exigía el retorno de la democracia el 7 de abril: "Estos objetivos son plausibles. Lo inexcusable es que para intentar lograrlos se haya roto el orden constitucional vigente en el país durante los últimos doce años [...] La República exige que retorne el estado de derecho, pues es únicamente dentro de él que las grandes mayorías pueden lograr ser oídas. Esto puede ser hoy un voto tardío, pero no por ello menos vehemente", escribió nuestro director fundador hace ya 24 años. Fuente: La República Ante todo lo expuesto, Gorriti se siente optimista respecto a la memoria de los peruanos -sobretodo por las marchas que continuan en nuestros días recordándonos el régimen fujimorista- pero recalca que lo más importante es mantener una historia clara y veraz para no permitir que otros intenten manipularla a su conveniencia. "Nos falta mucho conocer bien nuestra historia. Saber distinguir la verdad de lo que ha sido una construcción ficticia para lavar reputaciones infectas y poder hacer, de que quienes fueron bandidos o sinverguenzas, buenos hombres o héroes. Uno de los principales deberes que tenemos es el de aclarar nuestra historia: convertirla en una historia fehaciente y clara", finaliza. *Gustavo Gorriti Ellenbogen es un reconocido periodista de investigación que ha cubierto temas sociales, políticos y culturales en nuestro continente. Trabajó en diversos medios, incluyendo La República, y se ha hecho merecedor de varios premios internacionales por su trabajo. Durante el autgolpe de Fujimori fue secuestrado por agentes de inteligencia, un cargo por el que el exmandatario fue sentenciado a 25 años de prisión.