Las muy frecuentes historias de auge y caída en el Perú.,Cuando a Gay Talesse le preguntaron por qué escribía sobre perdedores, el gran periodista contestó que “al final de cuentas, todos somos perdedores, solo es una cuestión de tiempo que nos enteremos”. Desde el gran Hugo Sotil, quien pasó en pocos años de la segunda división peruana a México 70 y de ahí al Barcelona, para luego tener una caída sostenida, las historias de auge y derrumbe son frecuentes en el país. Algunos desplomes son más rápidos que el del ‘Cholo’. Pedro Pablo Kuczynski pasó, en menos de 24 horas, de presidente de la república a investigado por corrupción, tener impedimento de salida del país y sufrir el allanamiento judicial de sus casas en San Isidro y Cieneguilla. Quizá PPK pudo preverlo por el drama de su predecesor, el ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, quienes antes de un año de dejar Palacio fueron enviados a la cárcel por una prisión preventiva por 18 meses —de los cuales ya han pasado ocho—, una sentencia sobre la que existe consenso que es arbitraria y que debiera ser levantada cuanto antes por su aire de venganza política. Lo mismo se puede decir y esperar que ocurra con el constructor José Graña, quien en poco tiempo pasó de ser uno de los empresarios más importantes y prestigiosos del país a una cárcel en condiciones muy duras en el penal de Piedras Gordas. La lista de poderosos que cayeron en desgracia es larga, y no todos son gente con un papel encomiable. Vladimiro Montesinos se sintió —y de alguna manera lo fue con Alberto Fujimori— el dueño del Perú, y acabó en la Base Naval, junto con Abimael Guzmán, quien creyó ser la cuarta espada del avance inexorable de ‘la revolución mundial’ y terminó igual. La lista sigue: Kenji Fujimori pensó que no pararía de avanzar, y ahora su hermana Keiko busca que lo metan preso y no le desagradaría que a su padre lo regresen a la Diroes. No todas las caídas son definitivas. En la cúspide de su esfuerzo por llevar al Perú al mundial, la FIFA acusó a Paolo Guerrero de usar drogas y casi lo saca del torneo, pero lo más probable es que se recupere y esté ahí. Y Ricardo Gareca es hoy la persona que más confianza proyecta en los peruanos, pero si —cruzo dedos para que no sea así— en el mundial nos golean, el alud contra él será implacable. Mientras más poder se tiene, peor puede ser la caída, algo que debiera recordar el presidente Martín Vizcarra cuando aún goza de buena salud política, pues, como dice Talesse, “al final de cuentas, todos somos perdedores, solo es cuestión de tiempo”.