Anticorrupción debe ser el eje de la agenda de Vizcarra.,La mayor expresión de la extrema debilidad institucional que sufre el Perú no es la defenestración de un presidente, por más traumático que esto sea en la vida del país, sino la imagen calamitosa de la política nacional por ser percibida por el ciudadano como una cueva de ladrones. La encuesta GfK-La República publicada ayer lo revela: Pedro Pablo Kuczynski deja la presidencia aprobado por solo el 15%, mientras al congreso de la república solo lo aprueba el 11%, gracias a la profundización de su mediocridad y corrupción. Pero más que de porcentajes, el problema de la política peruana es de credibilidad y, por tanto, de legitimidad ante la población, lo cual es sumamente peligroso. Se equivocan, por ello, quienes ven ganadores en esta trifulca en la que está metida la política peruana. Kuczynski es, sin duda, un perdedor pues deja la presidencia con la credibilidad dañada como gestor público y en su honorabilidad por las acusaciones sobre vinculaciones con Odebrecht, y especialmente por salir de Palacio en medio de esta cuchipanda de audios que refleja la combinación de la desesperación con la impericia política, y que comprometen a ministros y al propio ex presidente. Pero Keiko Fujimori no sale, como le mienten sus adulones, ganadora de este proceso, pues si bien logró su gran objetivo de vida tras perder por segunda vez la presidencia —bajarse a PPK—, lo hizo a costa de un desprestigio enorme por ser protagonista del lodazal de los audios entre congresistas de su partido, entre los que le quedan y los que se le fueron. Pues lo que hay en común entre los vladivideos de los 90 y los keikovideos de hoy es el apellido Fujimori, además de desnudar el back stage de la política peruana, que es un asco de traficantes de contratos, coimas y porcentajes para el bolsillo particular. Y que es, en una escala mayor, lo que ha significado lava jato en el Perú, manchando a políticos de casi todas las agrupaciones. Ese —y no otro— es el gran tema de fondo de todo lo que está ocurriendo hoy en el Perú. Esto que estamos viendo no es una pugna de ideas políticas sino, en el fondo, un pleito entre políticos asustados por el riesgo de ir a la cárcel. Ojalá Martín Vizcarra, quien jura hoy como presidente, reconozca que el tema principal de su agenda debe ser la lucha anticorrupción, y sea consciente de que sus principales enemigos para avanzar son varios de los mafiosos que colaboraron para ponerlo en Palacio desde hoy, y que han convertido la política peruana en una asquerosa cueva de ladrones.