Entre las dos posiciones contrapuestas clásicas se ha ido arrastrando lentamente hacia arriba la RMV. De S/530 en el 2007 a S/850 en la actualidad. No se parece en nada a las diversas cifras de avance en el bienestar económico del pasado decenio.,Esta semana se anunciará la nueva Remuneración Mínima Vital, RMV o salario mínimo. No se ha revelado la nueva cifra, pero hay versiones creíbles de que estará en torno de los S/ 950, y con ello habrá crecido más o menos al ritmo de los anteriores aumentos. Nunca suficiente para recuperarse del alza en el costo de vida, pero siempre un alivio. La decisión ha sido alcanzada a partir de un debate entre representantes de empresarios, trabajadores y el Ministerio de Trabajo. Los argumentos fueron más o menos los predecibles. Para los trabajadores, el retroceso de los ingresos, que debe ser mitigado. Para los empresarios, la inconveniencia de aumentar los costos de la producción. En los debates internos los trabajadores propusieron un aumento de 8%, los empresarios, ya allanados, a que el aumento se dé, propusieron 3.7%. En el pleno del Congreso las posiciones se separaron más. Los empresarios mantuvieron la suya, para una RMV de S/ 881, mientras que los trabajadores pidieron S/1,640, a tono con las necesidades de la canasta familiar. Entre las dos posiciones contrapuestas clásicas se ha ido arrastrando lentamente hacia arriba la RMV. De S/530 en el 2007 a S/850 en la actualidad. No se parece en nada a las diversas cifras de avance en el bienestar económico del pasado decenio. Parte del atraso se debe a la debilidad del movimiento sindical en el país, nunca repuesto de la recesión de 1989-1990. Según cifras del MEF, en el 2005 casi 80% de las personas ganaba menos de S/ 658, y para el 2014 este porcentaje se había reducido a poco más de 60%. Decir, entonces, que la RMV es exclusivamente referencial cuenta solo una parte de la historia. Para muchos peruanos el aumento es significativo, y se produce aun allí donde no es obligatorio. Para el gobierno este paso positivo pierde impacto en medio del fragor de la lucha política de la semana. Además de que la vacancia no se va a decidir entre la opinión de los que menos ganan, sino entre los congresistas, libres de toda urgencia económica. Pero aun así esta es una medida de elemental justicia distributiva, que no se podía evitar. Aunque queden descontentos en la dos partes de la economía.