Del fujimontesinismo de los 90 al fujiaprismo siglo XXI.,La demanda al congreso por las reglas de censura y cuestión de confianza –claves para el golpe constitucional en marcha– evidencia por qué el fujiaprismo requiere controlar el TC con urgencia y como sea. Cuando un grupo de políticos pone en marcha planes que afectan la institucionalidad, la desafían sacándole la vuelta con interpretaciones auténticas que ponen a prueba la solidez e independencia del TC. Pasó en los 90 cuando el fujimorismo organizó la destitución de los magistrados Guillermo Rey Terry, Manuel Aguirre Roca y Delia Revoredo debido a que votaron que la interpretación auténtica de reelección no se aplicaba a Alberto Fujimori. Como suele ocurrir con estos atentados jurídicos, a estos tres magistrados no los botaron oficialmente por oponerse a un factor crucial para perpetuar al fujimontesinismo en el poder, sino porque el congreso los acusó de convertir ‘una ponencia’ en resolución a nombre del TC. A un sicario no le interesa por qué mata sino solo a quién debe matar. Al congreso fujimontesinista de los 90 le interesaba erradicar los obstáculos del TC para su plan político. Que es lo mismo de ahora con el congreso fujiaprista en su afán por controlar al TC para una serie de decisiones claves para sus planes políticos. Estas decisiones van desde la demanda de inconstitucionalidad por los cambios recientes en la moción de censura y cuestión de confianza, hasta muchas otras como el caso El Frontón para voltear una decisión del TC para que el PJ no pueda investigar a los autores mediatos ni condenar a los autores materiales pues sus delitos habrían prescrito; conseguir un precedente en el caso Humala/Heredia que establezca reglas que luego impidan aplicar prisión preventiva a políticos como Alan García o Keiko Fujimori; conseguir un apoyo del TC al indulto, a través del hábeas corpus de Keiko Fujimori; el caso de la bancada mixta para evitar que la bancada de FP se desplume; sobre nivelación de pensiones militares y policiales; o la ley de publicidad estatal. Eso es lo que en verdad está en juego en esos días. Por eso quisieron bajarse a los magistrados incómodos hasta que la Corte IDH los paró, y por eso ahora vuelven a la carga con la acusación deleznable sobre el doctorado de un magistrado. El fujiaprismo tiene ahora solo dos miembros del TC en su nómina, y necesita más. Esa es la anatomía de este tipo de denuncias y ataques para mellar reputaciones, como todas las que ese sector político monta para desprestigiar a autoridades y hasta periodistas que les sean incómodos.