Este “laboratorio” fue un espacio donde aquellos jóvenes me enseñaron que con alegría e inteligencia es posible construir una alternativa solidaria al individualismo liberal.,“Una mano invisible convierte el interés individual en una mejora colectiva” este principio planteado por Adam Smith ha sido citado en la columna de Richard Webb del domingo en El Comercio. Webb señala que si bien esta máxima funciona para la economía no lo hace ni para lo social ni para lo político. Pregunto: ¿se puede dividir lo económico del poder? La idea mística de que una “mano invisible” permite una riqueza social generada por un interés egoísta de lucro siempre me llamó la atención entre los principios de La Riqueza de las Naciones. Porque me parece una hipótesis falaz que no resiste lógica alguna y que se asienta en una esperanza ciega en los alcances del mercado. El liberalismo económico ha desarrollado un discurso que se basa en el individualismo y que, en nuestro país, ha estructurado un discurso radical que plantea que las necesidades de todos pueden ser cubiertas por la riqueza generada por algunos egoístas que piensan en sí mismos como objetivo y cuyos resultados enriquecen a la nación por “chorreo”. Esta manera de pensar ha calado profundamente en muchos jóvenes, quienes tienen como modelo empresarial a Bill Gates o a Steve Jobs, pero no tienen ningún interés en investigación tecnológica o cero curiosidades en creatividad. Se mantiene solo la idea de que por sí solos podrán embestir al destino de ser precariamente educados, sobreexplotados, infravalorados, pero con un smartphone de última generación en el bolsillo para mecer su abotagamiento con aplicaciones de juegos y luces. A pesar de la propaganda sobre las virtudes de este individualismo, hay muchos y muchas jóvenes que tienen los ojos abiertos y advierten que el egoísmo individual, ni nos lleva a un buen camino, ni es parte de nuestras tradiciones ancestrales. Son jóvenes de provincia o de las Limas periféricas o de universidades alternativas y activistas de diversas causas, precisamente porque tienen muy en claro que solo la solidaridad y el trabajo en común nos permitirá progresar como sociedad; que el trabajo colectivo y la economía solidaria nos llevarán a cuidar del planeta y sus recursos para la supervivencia de la especie humana. Con un grupo de estos jóvenes estuve este fin de semana en un Laboratorio Nacional de Actua.pe: una red de organizaciones de jóvenes y no tan jóvenes que se articulan por su vehemencia y su fe en ellos mismos como conjunto, con acciones activas en pos del bien común y con propuestas múltiples de solidaridad entre ellos, pero también con la población en donde viven y trabajan. Este “laboratorio” fue un espacio donde aquellos jóvenes me enseñaron que con alegría e inteligencia es posible construir una alternativa solidaria al individualismo liberal; una alternativa que considere las identidades varias y que, una apuesta entre todos, implica una lucha tenaz contra la corrupción, la desigualdad, la violencia de género, los discursos egoístas y la pragmática del individualismo utilitarista. Este grupo de jóvenes de todo el Perú, pero también de Bolivia, Colombia, México, Canadá y otros países, me han enseñado a tener fe en las múltiples manos visibles que, entrelazadas unas y otras, permiten seguir creyendo en lo más puro y generoso de la humanidad.